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Innovación. Competitividad de la industria mexicana basada en el conocimiento

En una economía en rápida evolución, las universidades desempeñan un papel fundamental como catalizadores de la innovación y el progreso.
lun 07 octubre 2024 06:00 AM
Innovación. Competitividad de la industria mexicana basada en el conocimiento
Es relevante que tanto las empresas como las universidades adopten una actitud más agresiva de promoción del desarrollo tecnológico interno, capaz de corresponderse con la actual estructura productiva del país, considera Juan Alberto González Piñón.

La búsqueda de soluciones a los problemas impulsa el progreso del conocimiento y acelera la difusión y adopción de tecnologías capaces de trasformar el mundo.

En el Índice Mundial de Innovación de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, México se ubica en la posición 56 de 133 países, en donde se identificó que México tiene débiles vínculos entre industria y ciencia debido a la baja proporción de I+D (investigación y desarrollo) financiada por la industria, así como su escasa actividad inventiva expresada en materia de solicitudes de patentes registradas en colaboración con universidades y empresas.

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En una economía en rápida evolución, las universidades desempeñan un papel fundamental como catalizadores de la innovación y el progreso. Algunos estudios muestran que los artículos científicos pueden apoyar la base tecnológica de la descripción de patente en tres campos distintos: evidencia científica, como prueba de método o simplemente como referencia del estado del arte.

Las investigaciones universitarias y las invenciones nacidas en sus laboratorios tienen un inmenso potencial para impulsar la transformación social y el crecimiento económico, pero estas tecnologías a menudo surgen incompletas debido a la asimetría de información con la que se define el problema por atender. Por ello es crucial el trabajar conjuntamente con las empresas en la correcta comprensión de las diversas problemáticas de carácter industrial.

Es relevante que tanto las empresas como las universidades adopten una actitud más agresiva de promoción del desarrollo tecnológico interno, capaz de corresponderse con la actual estructura productiva del país.

Por ejemplo, las políticas universitarias podrían fomentar la colaboración con el sector empresarial con el propósito de que la creación de las invenciones se corresponda con la atención de necesidades sociales e industriales reales.

Las deficiencias en el establecimiento de una oferta tecnológica transferible que pueda atraer a inversionistas y empresas para su licenciamiento se debe principalmente a: i) carencias en los mecanismos de difusión y transferencia del conocimiento; ii) un nivel bajo en la cultura empresarial para innovar, y iii) escasa participación del sector empresarial, en el establecimiento de acuerdos con universidades enfocados a reducir de manera conjunta esos obstáculos encontrados en las primeras etapas críticas del desarrollo tecnológico emprendido por los investigadores.

Es ordinario encontrar en el ámbito de la investigación universitaria iniciativas que de principio solo busquen la creación de tecnología con una orientación funcional hacia la solución de problemas en donde no necesariamente existe negocio y es justamente aquí donde adquiere sentido el trabajo colaborativo con la industria, con el propósito de unir el placer de la exploración tecnológica (desarrollo de nuevos dispositivos y nuevas funciones) con una clara orientación de lo que requiere el mercado.

Ejemplos de esto se observan en los casos de Nokia y Motorola, empresas que en sus inicios, a través de sus áreas de investigación, trabajaron en torno a la creación y desarrollo de los primeros sistemas de transmisiones por microondas, los cuales, a la postre, mucho después de validar esa funcionalidad, trabajaron en la construcción de una visión clara de impacto de negocio, para dar lugar al establecimiento de la telefonía móvil, haciendo de estas compañías las primeras en el mundo en establecer la telefonía celular móvil.

El ingeniero de Motorola, Martin Cooper, no se imaginó que, después de muchas investigaciones y mejoras tecnológicas, su proyecto lograría convertirse en uno de los inventos tecnológicos más importantes de la historia.

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En 2023 el registro de la relación de dependencia para México fue de 15.9, es decir que por cada patente solicitada por un mexicano hubo cerca de 16 patentes solicitadas por extranjeros. Este indicador puede dar una idea de la medida en que un país depende de los inventos desarrollados fuera de éste.

Una de las funciones sociales de las universidades es incrementar la base del conocimiento en la comprensión del mundo, empero también es relevante el que esa ciencia y tecnología sirvan para generar riqueza y bienestar, y quienes deben aportar en gran medida a esta función son justamente las empresas.

El trabajo conjunto entre universidades y empresas debe tener como propósito desarrollar estrategias de innovación sectoriales para orientar las prioridades de investigación y desarrollo tecnológico en el país.

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Nota del editor: Juan Alberto González Piñón es Director Corporativo de Innovación y Transferencia de la Universidad Panamericana. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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