A menudo, cuando pensamos en innovación, creamos un escenario mítico: alguien tuvo una idea fantástica de la noche a la mañana y, en poco tiempo, la convirtió en una historia de éxito. Aunque eso pueda suceder de vez en cuando, la realidad de la innovación no es tan simple ni instantánea. Las principales disrupciones de la historia se lograron después de muchas pruebas y errores, y principalmente con la participación de varias personas que compartieron sus ideas y trabajaron en sinergia bajo un mismo propósito.
Nadie innova solo (ni siquiera la Inteligencia Artificial)

La tecnología es la gran propagadora de este modelo de acción conjunta y colaborativa. Desde las máquinas de vapor hasta la Inteligencia Artificial (IA), todo lo que conocemos hoy fue el resultado de la combinación de conocimientos. El poder de la comunidad también se convirtió en la piedra angular de un movimiento tecnológico y cultural que con el tiempo derribó barreras. Anclado en la co-creación de desarrolladores de todo el mundo, el open source ha descubierto formas de resolver problemas e innovar.
Cuando los principios del código abierto forman la base de los esfuerzos colaborativos, se pueden lograr cosas increíbles. Algunos ejemplos van desde el desarrollo y expansión de Linux como el sistema operativo más poderoso y ubicuo del mundo, pasando por la penetración de la computación en la nube, con la adopción de la nube híbrida, hasta el desarrollo y expansión de Internet.
Gran parte de lo que conocemos hoy tiene el código abierto como columna vertebral. Piensa en el sistema operativo de tu teléfono celular, tu aplicación bancaria o el sistema detrás de una compra en línea. En todos ellos seguramente habrá una importante aportación del código abierto.
No sorprende que el impacto del open source pueda verse ahora en la evolución de la inteligencia artificial. A través de los aportes de varios profesionales de todo el mundo, el código abierto ha permitido la creación de modelos de IA cada vez más pequeños y personalizados, seguros, ágiles y eficientes. Hombre y máquina, co-creando en sinergia, sólo demuestran lo que siempre ha defendido el código abierto: nadie innova solo.
El ritmo acelerado del cambio tecnológico requiere un modelo de trabajo en el que las personas y la tecnología creen juntos nuevos conocimientos, generando valor a través de la integración de capacidades humanas y tecnológicas. Hacer esto en comunidad no sólo es más sencillo, sino también más beneficioso, con la certeza de resultados concretos.
No faltan iniciativas para fomentar esta mentalidad y acelerar la transformación sostenible. Las comunidades son un claro ejemplo del poder que tiene el intercambio de conocimientos. Al reunir a desarrolladores y entusiastas de la tecnología de código abierto en diferentes países de América Latina y del mundo, se genera el intercambio de experiencias, lo que permitir la innovación conjunta.
Cuando hablamos de colaboración e innovación, a menudo pensamos en grandes cambios de paradigma. Pero la realidad es que estas dos ideas juntas sólo necesitan transformar un estándar único: el pensamiento de que podemos innovar solos. La colaboración se destaca como pilar para desbloquear nuevas posibilidades y catalizar el progreso en las transformaciones organizacionales, acelerando la innovación. Y todo esto sólo se puede lograr con el poder de las comunidades.
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Nota del editor: Jorge Hansen Fleming es Líder de automatización, región SOLA en Red Hat. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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