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Digitalización, ¿la respuesta para una inclusión con visión social?

Si el consumidor final no está bancarizado, que si no tiene herramientas para pagar, ahorrar o protegerse frente a emergencias, todo el ecosistema queda incompleto.
mar 13 mayo 2025 06:02 AM
Inclusión financiera va más allá de cuentas bancarias
Lograr una inclusión con visión social requiere, como en muchos de los ámbitos en los que la tecnología y la digitalización están ganando terreno, de la combinación de herramientas con empatía, apunta señala Luis Ruiz.

Un año más, la reciente Convención Bancaria reunió a autoridades, líderes financieros y empresariales bajo un lema ambicioso: "La banca y su aportación al desarrollo de México".

En el centro de la conversación estuvo una palabra que ha marcado la transformación y redefinido las prioridades del sector financiero y muchos otros más, fácilmente, por los últimos 10 años: digitalización. Sin embargo, en un país como México, donde una buena parte de la población aún carece de acceso a productos financieros formales, cabe preguntarse si la digitalización, por sí sola, es suficiente para garantizar una inclusión real, con visión social.

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Los avances tecnológicos han sido notables: en los últimos años, la banca digital creció con posibilidades de acceder a un producto financiero de una manera tan sencilla como si se tratase de poner una película o una serie en cualquier plataforma y se expandieron las alternativas con las fintech ganando terreno. Pero detrás de estos avances persisten retos de raíz. La falta de conectividad en zonas rurales, la baja alfabetización digital y la desconfianza hacia las instituciones siguen siendo barreras que ni el mejor de los optimismos por seguir impulsando la tecnologización puede resolver por sí solo.

La mirada está pues ya en las pymes como un sector que requiere soluciones con urgencia. No es para menos: son responsables de una buena parte del empleo en el país y representan un motor esencial para la economía. Sin embargo, centrarse únicamente en ellas sin considerar a quienes sostienen su existencia (las personas de a pie que consumen sus productos pagan en efectivo o viven al día) es ver solo una cara de la moneda. Si lo que se busca es darle un enfoque social, la inclusión financiera no puede pensarse solo en términos empresariales. Si el consumidor final no está bancarizado, que si no tiene herramientas para pagar, ahorrar o protegerse frente a emergencias, todo el ecosistema queda incompleto.

La verdadera inclusión requiere cerrar el círculo: apoyar a las pymes, sí, pero también empoderar financieramente a quienes las mantienen vivas. Si no se les incluye activamente con soluciones digitales simples, confiables y adaptadas a su realidad, la promesa de una economía más inclusiva pierde fuerza.

Frente a esto, me parece, la inclusión financiera no debería medirse solo por el número de cuentas abiertas. Deberían poder tomarse con la misma relevancia elementos como el uso efectivo de servicios que mejoren la vida de las personas. En ese sentido, la digitalización no puede ser un atajo que omita la construcción de confianza.

Los retos se ven más abrumadores al considerar que la mayoría de la población en el país, basado en datos del Banco de México , alrededor del 90%, sigue utilizando el efectivo como principal método para sus diferentes transacciones. Y, de hecho, considera que no tener pagos en efectivo podría afectar significativamente a personas en comunidades rurales, a quienes no tienen acceso a internet y a los adultos mayores.

Pero, además de este problema básico a resolver, las prioridades deberían estar también en hacer igual de sencillo como solicitar un crédito, la atención y seguimiento que usuarios puedan dar a otras áreas como el ahorro para el retiro, el ahorro formal y el acceso a alternativas de inversión que convivan con sus necesidades y posibilidades. Esto es: ahorro formal, seguros básicos, educación financiera.

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Lograr una inclusión con visión social requiere, como en muchos de los ámbitos en los que la tecnología y la digitalización están ganando terreno, de la combinación de herramientas con empatía. Que reconozca que la verdadera innovación está en diseñar productos pensados para quienes han sido históricamente excluidos.

Ante el llamado de la presidenta Claudia Sheinbaum, es bueno saber que esto está también en la mira del gobierno. La digitalización puede ser una herramienta poderosa para democratizar el acceso, pero si no se acompaña de políticas públicas, inversión en infraestructura social y voluntad de transformación profunda, se corre el riesgo de impulsar más desigualdad con interfaces amigables. La inclusión con visión social exige algo más: escuchar, entender y actuar desde las realidades de quienes hoy siguen fuera del sistema.

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Nota del editor: Luis Ruiz es consultor en comunicación estratégica corporativa y relaciones públicas. En los últimos años ha colaborado en el desarrollo de campañas de comunicación corporativa de compañías relevantes en el plano nacional y regional. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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