La reindustrialización 5.0 no es solo una nueva etapa en la evolución del sector manufacturero; es un cambio de paradigma que redefine las reglas del juego. A diferencia de ópticas centradas exclusivamente en eficiencia o automatización, esta visión integra tecnología avanzada, resiliencia operativa y sostenibilidad, con un enfoque renovado en el talento humano como eje central de la estrategia.
México en la mira. Reindustrialización 5.0, una oportunidad estratégica

En un contexto global marcado por disrupciones en las cadenas de suministro, tensiones geopolíticas y una presión creciente por operar de manera más responsable y limpia, esta nueva ola industrial ya no es opcional: es imprescindible. Las economías más avanzadas están rediseñando sus modelos productivos con una perspectiva de largo plazo. La pregunta crucial es: ¿cómo puede México no solo integrarse a esta transformación, sino posicionarse como líder en ella?
Para entender la magnitud del reto, basta observar indicadores clave. Por ejemplo, el Índice de Gestores de Compras (PMI) Manufacturero de S&P Global en Estados Unidos, termómetro de la actividad industrial, alcanzó en marzo de 2025 los 50.2 puntos. Aunque esta cifra superó la estimación preliminar de 49.8, quedó por debajo del 52.7 registrado en febrero, reflejando una leve desaceleración en un entorno complejo. Este panorama subraya la necesidad de iniciativas resilientes y adaptables.
Nuestro reporte confirma que esta orientación va más allá de lo coyuntural. Según datos recientes, el 90% de los ejecutivos encuestados reconoce que las tensiones geopolíticas influyen directamente en sus decisiones de inversión y producción. La pandemia y los conflictos internacionales han expuesto vulnerabilidades críticas en las cadenas globales, impulsando una reconfiguración estratégica del abastecimiento.
En este marco, el concepto de friendshoring (relocalizar procesos productivos en territorios aliados o con relaciones de confianza), adquiere relevancia. De acuerdo con nuestro estudio, el 73% de los líderes empresariales anticipa que esta tendencia será clave en sus operaciones en los próximos años. Es aquí donde México emerge como un socio estratégico de alto valor.
Nuestro país se ha consolidado como un actor clave en la diversificación de cadenas industriales. Empresas de todo el mundo están reduciendo su dependencia de ciertas regiones y encontrando en nuestro país una plataforma sólida para el crecimiento manufacturero.
En 2024, la Inversión Extranjera Directa (IED) alcanzó un récord de 36,872 millones de dólares, un aumento del 2.3% respecto al año anterior. Este flujo de capital refleja la confianza internacional en el potencial mexicano, pero para maximizar su impacto es fundamental dirigirlo hacia sectores estratégicos y fomentar la creación de empleos de calidad.
Nuestro territorio cuenta con ventajas competitivas claras: una ubicación geográfica privilegiada, talento especializado y una infraestructura en constante expansión. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la producción manufacturera creció un 2.6% en febrero de 2025.
Este dinamismo es alentador, pero mantener el impulso requerirá acciones decididas y una visión compartida entre todos los actores involucrados. Además, continuar trabajando en las condiciones locales como seguridad, continuidad de suministro eléctrico, alianzas comerciales, educación, capacitación técnica, para consolidar a México como una buena opción para el friendshoring.
Aprovechar plenamente esta coyuntura demanda también coordinación intersectorial y una mirada de largo plazo. La Secretaría de Economía ha identificado cinco industrias prioritarias: semiconductores, electromovilidad, eléctrica y electrónica, dispositivos médicos y farmacéuticos, y agroindustria.
La tecnología jugará un papel protagónico en esta transformación. Nuestro análisis revela que el 77% de las organizaciones considera a la inteligencia artificial generativa como su principal prioridad de inversión. Herramientas como los gemelos digitales, la analítica avanzada y la automatización no solo optimizan procesos, sino que también generan ahorros significativos. De hecho, nuestro reporte descubrió que el 54% de las empresas que ya han implementado estas soluciones reportan reducciones de costos superiores al 20%.
Sin embargo, la sostenibilidad debe ser un eje transversal. El 73% de las compañías encuestadas considera que la reindustrialización es una vía para incorporar prácticas más limpias y responsables. Este punto de vista responde tanto a una exigencia ética como a las expectativas del mercado global. Desde nuestra experiencia, sabemos que actuar de forma sostenible no solo es una obligación, sino también una oportunidad para generar valor a largo plazo.
Las condiciones están dadas para que México trascienda como un líder industrial en el escenario global. Convertir esta oportunidad en realidad dependerá de nuestra capacidad para coordinar esfuerzos, priorizar la innovación y fortalecer nuestras ventajas competitivas. No se trata solo de adaptarnos al cambio, sino de ser quienes lo impulsemos.
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Nota del editor: Alejandro Caso es Líder del Sector de Manufactura en Capgemini para el Norte de Latinoamérica. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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