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La Inteligencia Artificial no evolucionará como algunos imaginan

El futuro de la IA está afuera, en un plano phygital (físico y digital), donde las experiencias inmersivas se ven reemplazadas por las invisibles.
vie 20 junio 2025 06:02 AM
La Inteligencia Artificial no evolucionará como algunos imaginan
En el mundo empresarial, la IA se está integrando de forma cada vez más sutil en la experiencia del usuario, señala Sebastián Miserendino.

En los últimos días, unos animales italianos creados con inteligencia artificial se hicieron virales en TikTok. El tiburón con zapatillas Tralalelo Tralala y Bombardiro Cocodrilo son apenas dos de los protagonistas de estos videos sin sentido que generan un consumo adictivo en las redes sociales. El fenómeno se conoce como “brain rot italiano” y son memes sin gracia.

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Estos episodios suelen despertar un rechazo por la tecnología. Algunos criticarán y serán alarmistas sobre el impacto de la Inteligencia Artificial (IA). Lo curioso no es solo el fenómeno viral, sino cómo este tipo de contenido refleja una nueva forma de interacción con la IA, creativa, pero poco reflexiva. Quizás no se trata de apagar la diversión, sino de acompañarla con más información. Mostrar, por ejemplo, el costo energético equivalente a recursos naturales no renovables (árboles o litros de agua) detrás de cada generación de contenido podría ser una forma accesible de crear conciencia sin interrumpir la experiencia.

Lo cierto es que estos usos aparentemente inofensivos también tienen implicaciones más amplias. Usar IA para entretenimiento exige recursos similares o incluso mayores que tareas complejas como resumir investigaciones o generar reportes financieros. En ese contexto, fomentar un uso más consciente no significa dejar de lado lo viral, sino entender mejor su impacto. Educar a las nuevas generaciones sobre esto es importante, no para volvernos expertos en código, sino para desarrollar una cultura digital más consciente del entorno que la sostiene.

Los contenidos de estas características han proliferado en los últimos meses. Los usan las empresas y usuarios, y tienen picos de interés como sucedió con el “Ghibili Stye”. Pero quien piense que este es el valor está mirando la foto incorrecta porque vamos hacia un futuro donde la IA será invisible.

En algunos casos, ya sucede. Mientras algunos miran a Tralalero Tralala, la IA está evitando fraudes financieros del Departamento del Tesoro. En 2024, se previnieron estafas superiores a 4,000 millones de dólares mediante sistemas de aprendizaje automático, gracias a la capacidad de detectar movimientos sospechosos en grandes volúmenes de datos.

También durante estos meses vivimos un cambio paradigmático en el mundo de internet que afecta a todo el mundo: cada vez son más las personas que acuden a chatbots reemplazando a los buscadores tradicionales. Está claro que este modelo permite resolver cuestiones muchísimo más complejas.

La evolución de la tecnología es veloz, pero ocurre por etapas. De la fascinación inicial por hacerle una pregunta a Chat GPT en noviembre de 2022 pasamos a incorporarlo a nuestra vida diaria. Lo que continúa es el paso del LLM (large language model) al LAM (large action model). La explicación simplificada sería que es como pasar de trabajar con un desarrollador a hacerlo con millones. Los “AI Agents” aprenden de los usuarios, entienden gestos o movimientos y son capaces de interpretarlos o, incluso, anticiparse. En 2028, una de cada tres interacciones con IA generativa será con un sistema de agentes.

Este cambio significa un crecimiento exponencial en el desarrollo de la IA. La inversión crecerá un 27% año tras año hasta llegar a un mercado de 423,000 millones de dólares en 2027, según un informe de IDC.

La hiperconexión trae múltiples beneficios, pero también despierta fatiga en algunos usuarios. Las pantallas pueden convertirse en un punto de fricción. Por eso, el futuro de la IA también está afuera, en un plano phygital (físico y digital), donde las experiencias inmersivas se ven reemplazadas por las invisibles.

Allí las interacciones son más fluidas y son capaces de anticiparse a las necesidades. Pensemos un ejemplo en un hogar inteligente: si sales a correr con tu smartwatch, el aire acondicionado se encenderá antes de que regreses según la temperatura corporal que tienes y en la que está el ambiente. O puedes dejar la carne en el horno y que se encienda cuando estás a cierta distancia para llegar con la comida lista.

Este tipo de lenguaje aprende sobre gestos, costumbres y prácticas habituales. The wearable technology será una de las más relevantes en los próximos años: en 2024 representaba un mercado de 84.2 mil millones de dólares y tendrá un CAGR de 13.6% hasta 2030.

Un ejemplo de esta evolución son las gafas, que ya no son un simple objeto para protegerse del sol. Ahora, son inteligentes y pueden cumplir múltiples funciones. Pueden traducir, tomar fotos, grabar videos, responder ante qué monumento estás enfrente y reproducir música. O imagínate estar en un shopping, encontrar un electrodoméstico y pedirle a las gafas mediante un comando de voz que hagan una comparación de precios con todas las alternativas disponibles en internet. Son el mejor caso del mundo phygital y la clave del éxito es que se incorporan sin fricción, visualmente similares a las gafas de hace cincuenta años. Se estima que las ganancias que generarán en 2026 serán cinco veces mayores que en 2023.

Otros dispositivos como Rabbit R1 ya son una realidad y mediante la voz accede a todas las aplicaciones del móvil y cumple diferentes tareas. Aunque no están a la vista, detrás de cada interacción hay miles de millones de agentes de IA imaginarios al servicio.

Este tipo de experiencias invisibles tienen el potencial de cambiar la vida y no es una exageración. Neuralink, la compañía de Elon Musk, desarrolla un chip cerebral capaz de interpretar pensamientos para que las personas con ciertas discapacidades puedan usar sus computadoras o celulares como hacía Stephen Hawking. En los próximos años veremos hasta dónde llegan estos avances.

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En el mundo empresarial, la IA se está integrando de forma cada vez más sutil en la experiencia del usuario. Las experiencias invisibles ya están llegando a México como una herramienta para mejorar la relación entre marcas y clientes. Desde recordatorios automatizados hasta recomendaciones personalizadas, estas soluciones pueden aportar valor sin interrumpir la rutina.

Como siempre, el futuro de la IA está en manos de los humanos. Mientras algunos continuarán con Tralalero Tralala, habrá otros generando nuevas experiencias al servicio de las personas con la capacidad de cambiarles la vida.

En México, las experiencias invisibles basadas en IA ya empiezan a desplegarse, sobre todo en industrias con atención al cliente. Recordatorios automatizados, predicciones de comportamiento y avisos oportunos son solo el comienzo. Las empresas las adoptarán siguiendo la curva de Rogers: 2% serán innovadoras, 14% se moverán pronto y un 16% seguirá escéptica hasta el final. Lo que determinará el valor de esta tecnología no será solo su capacidad para operar sin fricciones, sino cómo se implemente con ética, sostenibilidad y foco en las personas.

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Nota del editor: Sebastián Miserendino es CTO de Globant Latinoamérica. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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