Todo empieza con un escenario simple como un correo electrónico tan convincente que incluso el empleado más cauteloso de tu red podría caer en la trampa. Hoy, gracias a la Inteligencia Artificial (IA), los ataques de phishing (suplantación de identidad mediante mensajes que aparentan provenir de fuentes legítimas) son virtualmente indistinguibles de la realidad. Y las consecuencias pueden ser devastadoras. ¿Está tu organización lista para esta nueva era de ciberamenazas?
IA en ciberseguridad, ¿fortaleza o debilidad para tu empresa?

La IA ha demostrado ser una potente herramienta para los negocios, pero también es explotada por ciberdelincuentes para sofisticar sus ataques, haciéndolos más precisos, personalizados y difíciles de detectar. Datos recientes revelan que México cerró 2024 con más de 324,000 millones de intentos de ciberataques. Esta cifra, tan alarmante como reveladora, ilustra el panorama actual.
En 2025, el ámbito de la ciberseguridad se redefine a pasos agigantados. Un estudio revela que más del 90% de las organizaciones sufrieron una brecha de seguridad en el último año, un incremento notable desde el 51% en 2021. Entre las amenazas que más han experimentado mayor evolución se encuentra el phishing, ahora perfeccionado por tecnologías de IA generativa capaces de producir correos con lenguaje impecable, tono natural y conocimiento profundo de la víctima.
Pero hay más: los deepfakes, falsificaciones de audio o video generadas por IA, están trascendiendo el ámbito del entretenimiento para convertirse en instrumentos de manipulación. De hecho, el 43% de las organizaciones ya ha sufrido pérdidas económicas asociadas a estos montajes fraudulentos.
Ahora bien, no todo son riesgos. La IA también es fundamental para robustecer nuestras defensas. Dos de cada tres organizaciones reconocen que su implementación les ha permitido identificar amenazas con mayor celeridad y anticiparse a posibles incidentes, gracias al análisis de grandes volúmenes de datos en tiempo real y la detección de patrones inusuales.
Para capitalizar este potencial, las organizaciones necesitan más que tecnología. Requieren una estrategia clara para integrar la IA en sus sistemas de seguridad, lo que implica:
- Reevaluar continuamente las vulnerabilidades
- Invertir en infraestructura adecuada
- Establecer una gobernanza sólida que garantice la seguridad e integridad de los datos
No obstante, uno de los mayores desafíos persiste en el talento humano. De acuerdo con el Foro Económico Mundial, solo el 14% de las organizaciones cuenta con suficiente personal cualificado en ciberseguridad. El informe refuerza esta tendencia: el 53% de las empresas enfrenta dificultades para contratar expertos en IA y ciberseguridad.
Por ello, más allá de adoptar nuevas herramientas, es imperativo formar a una nueva generación de profesionales capaces de comprender y dominar esta tecnología; no solo para defender, sino también para prever los ataques y fortalecer la resiliencia digital.
La IA no es, en sí misma, una amenaza ni una solución definitiva; es una herramienta tan poderosa como ambivalente. Lo que marcará la diferencia será la capacidad de los líderes para anticipar, adaptarse y actuar con una visión estratégica.
La integración de la IA en la ciberseguridad no es solo un desafío técnico, sino una decisión empresarial crítica. Implica reevaluar modelos operativos, invertir en talento especializado y, sobre todo, fomentar una cultura organizacional que entienda la seguridad no como un área aislada, sino como un componente esencial de la sostenibilidad empresarial.
Las empresas que lideren esta transición con inteligencia, ética y una perspectiva a largo plazo, no solo estarán mejor protegidas, sino que construirán ventajas competitivas reales en un entorno donde la confianza digital será el nuevo activo clave.
La cuestión ya no es si vas a usar IA para proteger tu modelo de negocio, sino qué tan preparado estás para liderar esa transformación antes de que otros lo hagan por ti.
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Nota del editor: Luis Ochoa es Director de la Práctica de Servicios de Infraestructura y Ciberseguridad (CIS) de Capgemini Norte de Latinoamérica. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.