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El momento de aprender o desaparecer

La Inteligencia Artificial no va a detenerse. Al contrario: va a meterse —ya lo está haciendo— en cada decisión, cada proceso, cada conversación que tengamos.
mar 15 julio 2025 06:02 AM
El momento de aprender o desaparecer
La pregunta ya no es si la IA va a cambiar tu industria. Eso ya está pasando. La pregunta es ¿te estás preparando para aprovecharla… o te vas a quedar viendo cómo otros lo hacen mientras tú desapareces?, cuestiona Sergio F. Esquivel.

Hubo un tiempo en el que las computadoras empezaron a aparecer en las oficinas y lo primero que sintió mucha gente fue miedo. Miedo real. No querían llevar sus cuentas a un equipo que no entendían, les daba ansiedad pensar que un error pudiera borrar información valiosa, o que un clic mal dado los dejara fuera de todo. Preferían seguir con sus máquinas de escribir, sus archivadores, sus hojas de cálculo… en papel. Porque al menos eso lo conocían. Lo controlaban.

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Después vino el internet. El correo electrónico. Las primeras páginas web. Las redes sociales. Y ahí se abrió una brecha enorme. No tecnológica, sino generacional, cultural, emocional. Muchas empresas no quisieron —o no supieron— adaptarse a ese nuevo mundo. Se quedaron operando como si nada hubiera cambiado… y terminaron desapareciendo. Lo mismo pasó con muchas personas. Tal vez conoces a alguien así. Tal vez hay alguien en tu familia que, hasta hoy, le tiene pánico a la computadora o no puede hacer cosas tan simples como comprar algo en Amazon o pedir un Uber. Alguien que, por no aprender a tiempo, se fue quedando fuera de un mundo que ya no espera.

Y no, no es un tema exclusivo de tus padres o abuelos. Es más bien un tema de una generación que enfrentó una revolución y reaccionó mal.

Y hoy, aquí estamos de nuevo. Frente a una nueva disyuntiva. Una más compleja, más veloz, más invisible: o aprendemos a usar la inteligencia artificial… o desaparecemos. Así. Sin rodeos.

Y es que, igual que antes, hay quien sigue diciendo: “eso no es para mí”.

Pero la tecnología no pide permiso. Y mucho menos se detiene.

No lo hizo cuando llegaron las PC. Tampoco cuando nacieron las redes sociales. Ni cuando las apps se metieron en cada rincón de nuestra vida. ¿Por qué lo haría ahora?

La Inteligencia Artificial (IA) no va a detenerse. Al contrario: va a meterse —ya lo está haciendo— en cada decisión, cada proceso, cada conversación que tengamos. La diferencia entre quienes se beneficien de esta nueva era y quienes se queden atrás no será quién tenga acceso a la tecnología… sino quién tenga la voluntad de entenderla.

Porque la responsabilidad es nuestra. Nuestra. No de la IA. No del algoritmo. No de Silicon Valley.

No es culpa de la IA si una empresa desaparece. Ni del software si un equipo creativo deja de ser relevante. No es culpa de la Universidad no poder actualizar su plan de estudios a tiempo, ni de algunas herramientas de IA si nos volvemos reemplazables. Lo que está en juego ya no es solo la productividad. Es la pertinencia. Es seguir teniendo un lugar.

Y la verdad no hay brecha más peligrosa que la que separa a quienes deciden aprender… de quienes prefieren cerrar los ojos.

No entender cómo funciona la IA en tu negocio, en tu trabajo o en tu industria, no es “normal”. Es un riesgo. Porque usarla bien no es una opción para el futuro. Es una urgencia del presente.

Y sí: de esto se trata. De sobrevivir.

No exagero. Porque la pregunta ya no es si la IA va a cambiar tu industria. Eso ya está pasando. La pregunta es: ¿te estás preparando para aprovecharla… o te vas a quedar viendo cómo otros lo hacen mientras tú desapareces?

Y usarla no significa jugar con ChatGPT para hacer un par de textos para publicar en Instagram. No.

Significa entender lo que realmente puede hacer por ti. Automatizar lo que te consume horas. Analizar lo que antes era invisible. Predecir comportamientos. Personalizar experiencias. Liberarte para pensar mejor. Para crear mejor.

Significa entrenar a tu equipo. Modificar procesos. Hacer espacio para aprender.

Y sobre todo: dejar de tenerle miedo.

Porque si no usamos la IA con propósito, la IA terminará usándonos a nosotros. Así de duro. Vamos a convertirnos en validadores de sistemas que no entendemos. En operadores sin criterio. En piezas intercambiables.

Y eso, honestamente, da más miedo que cualquier máquina.

Por eso esta transformación no se resuelve con herramientas. Se resuelve con mentalidad. Con apertura. Con estrategia.

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No se trata de buscar el “prompt” perfecto. Se trata de ver más allá. De entender que si ya logramos adaptarnos a otras revoluciones tecnológicas, podemos hacerlo de nuevo. Solo que esta vez el reto es más sutil. No basta con adaptarse. Hay que anticiparse.

Porque sí, la IA puede ser una amenaza. Pero también puede ser la herramienta más poderosa que hemos tenido en las manos. Todo depende de qué tan dispuestos estemos a tomarla con responsabilidad.

Porque al final, no te estoy hablando de algoritmos ni de maquinas.

Te hablo de decisiones humanas.

De esas que deciden el futuro.

Y la próxima… te toca a ti.

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Nota del editor: Sergio F. Esquivel | Estratega Digital. Síguelo en @sergiofesquivel Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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