Texas implementó una polémica ley en dónde se prohíbe el uso de celulares dentro de escuelas públicas, especialmente durante los tiempos de actividad escolar en aula, esto a raíz de los múltiples temas derivados de lo que implica un uso tecnológico. Para el ámbito educativo, podemos estar hablando de una distracción digital que busca ser erradicada.
Texas y la (nueva) educación…

La Ley HB1481 está vigente desde el mes de junio, sin embargo, en últimas fechas ha dado mucho de qué hablar, abriendo el diálogo y debates sobre las implicaciones del uso móvil, en especial ante generaciones de nativos digitales. Esta ley no solo aplica de manera imperante hacia los móviles, también contempla tabletas, relojes inteligentes y dispositivos relacionados durante el horario escolar.
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Cabe mencionar que entre las disposiciones contempladas se marca la prohibición para el ingreso con dispositivos al plantel o buscar mecanismos que posibiliten un almacenamiento físico seguro.
Aquí nos encontramos con muchos paradigmas y seguramente los lectores tendrán su postura para opinar, en especial madres y padres de familia que tienen hijos/as tecnodependientes.
Podemos destacar algunas posturas, por ejemplo: el tema totalmente pedagógico con la búsqueda de la reducción de distracciones para fomentar una cultura de la concentración dentro de las aulas. Lo anterior sustentado en investigaciones previas que dejan al descubierto que el uso constante y continuo de dispositivos móviles durante clases tiene un impacto negativo en el rendimiento académico.
Si bien es cierto que las nuevas generaciones presentan adicción a las pantallas, esto no solamente se queda ahí, pues, se deriva una serie de afectaciones directas como la disminución de capacidades sensoriales. Es notorio que muchos niños, niñas y adolescentes desbordan su energía en los dispositivos móviles y sin una correcta directriz y enfoque desde casa, tenemos ‘zombies’ digitales.
Bajo estos argumentos breves, pero de impacto, podríamos tener razones marcadas para poder ver con buenos ojos lo que plantea la legislación de Texas; claro, no olvidemos sumarle las capacidades inherentes a la convivencia, relación entre pares y temas derivados al aprovechamiento no solo escolar, sino también para actividades físicas durante el tiempo de recreo.
Ahora la parte contraria, pues ha sido una medida criticada y que ha generado preocupaciones, incluso, especialmente con el tema relacionado a la “seguridad”. Muchos padres de familia tienen la inquietud sobre las situaciones de comunicación en un caso de emergencia, por ello consideran imprescindible que sus hijos/as estén conectados 24/7 y con el móvil en la mano para tener acceso.
Sin duda es un argumento que no podemos homologar al tener un desconocimiento de las situaciones que vive cada uno de los estudiantes, pero ante distintos escenarios en donde en Estados Unidos los tiroteos escolares han estado presentes, podría ser un buen punto para llevar al debate.
Las escuelas han presentado preocupaciones sobre los temas de logística para el resguardo de los dispositivos, pues no solamente hablamos de un tema de guardar el móvil y ya, también de pérdida de información y del mismo dispositivo. Los planteles no cuentan con los recursos suficientes para lograr un cumplimiento efectivo y esto podría ser de observación.
Con estos primeros escenarios, la pregunta para el lector es: ¿crees que México podría implementar algo así? Muchas personas pensarían en su educación y años de primaria cuando no tenían (teníamos) un móvil en el bolsillo y el rendimiento era superior vs. las nuevas generaciones en algunos aspectos pedagógicos.
Pensemos en un escenario en donde la educación con herramientas digitales tiene un correcto y cuerdo enfoque, quizá no tendríamos que llegar a un punto prohibitivo de algo que es necesario en el uso cotidiano.
En fin, ¿qué opinas?
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Nota del editor: Carlos Ramírez Castañeda es especialista y apasionado por el Derecho Informático, particularmente en ramas de Ciberseguridad, Cibercriminalidad y Ciberterrorismo. Tiene un Máster en Derecho de las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicaciones de Santiago de Compostela España, Doctor en Administración y Políticas Públicas de México. Es colaborador de diversas instituciones académicas y gubernamentales, profesional siempre interesado en temas de ciberprevención particularmente con sectores vulnerables. Síguelo en Twitter como @Ciberagente . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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