Publicidad
Publicidad

Liderazgo inteligente en la era del agotamiento colectivo

En el siglo XXI, el liderazgo no se mide por el carisma o el control estricto, sino por la capacidad de promover culturas de confianza, colaboración y un propósito común.
vie 03 octubre 2025 06:00 AM
Liderazgo inteligente en la era del agotamiento colectivo
Hoy, el líder se asemeja más a un jardinero. Su función no es imponer ritmos, sino crear condiciones favorables para que los demás prosperen. Escuchar, tener paciencia, respetar la diversidad y cuidar del ecosistema emocional son habilidades esenciales, apunta Aldo Cívico. (iStock)

Habitamos en un mundo BANI: frágil, ansioso, no lineal e incomprensible. En este contexto, la tecnología nos concede una autonomía sin precedentes, pero, al mismo tiempo, la ansiedad y el agotamiento colectivo se propagan como una epidemia silenciosa. Esta paradoja plantea una pregunta fundamental: ¿qué significa ser un líder inteligente hoy en día? Durante años, los manuales de gestión han ensalzado la figura del héroe solitario, el supervisor autoritario o el estratega infalible. Sin embargo, este modelo ha quedado obsoleto.

En el siglo XXI, el liderazgo no se mide por el carisma o el control estricto, sino por la capacidad de promover culturas de confianza, colaboración y un propósito común. Como advirtió Peter Drucker , “el mayor peligro en tiempos de turbulencia no es la turbulencia misma, sino actuar con la lógica del ayer.”

Publicidad

El desafío es considerable. La saturación de información exige discernir lo esencial de lo superfluo. La erosión de la confianza impone la necesidad de liderar con autenticidad y vulnerabilidad. Además, la ansiedad social convierte el cuidado —tanto del equipo como de uno mismo— en un imperativo estratégico. En la metáfora clásica, el líder era un director de orquesta: visible y centralizado, capaz de armonizar cada instrumento con un simple gesto. Hoy, el líder se asemeja más a un jardinero. Su función no es imponer ritmos, sino crear condiciones favorables para que los demás prosperen. Escuchar, tener paciencia, respetar la diversidad y cuidar del ecosistema emocional son habilidades esenciales.

Este cambio no implica debilidad. Por el contrario, requiere un mayor nivel de discernimiento y coherencia. En un entorno caracterizado por la volatilidad y la complejidad, el líder inteligente es aquel que acompaña procesos, inspira sentido y enciende la luz de todos, no solo la suya. Estamos atravesando un umbral histórico. Si la cuarta revolución industrial colocó la tecnología al servicio de la eficiencia, la quinta nos exige integrarla con un enfoque humanista. No se trata solo de producir más rápido o de forma más barata. El verdadero diferencial radicará en cómo las organizaciones fomenten el bienestar, el sentido y la cohesión.

Los ejemplos no faltan. Google orienta su propósito ambicioso a organizar la información del mundo y hacerla universalmente accesible y útil. Patagonia declara abiertamente que su misión es salvar nuestro hogar, el planeta Tierra. Ambas comprenden que la tecnología y los negocios no son fines en sí mismos, sino herramientas para ampliar las posibilidades de un futuro habitable y compartido. También observamos cómo empresas como Microsoft, bajo el liderazgo de Satya Nadella , han logrado transformaciones profundas al priorizar la empatía como valor corporativo. Nadella promovió un cambio cultural donde “aprender” pesó más que “saber”, permitiendo a la empresa no solo recuperar competitividad, sino convertirse en un referente en inteligencia artificial y sostenibilidad.

Otro ejemplo ilustrativo es el de Unilever, que bajo Paul Polman redefinió su estrategia con un propósito claro: crecimiento económico acompañado de un impacto social y ambiental positivo. Esa visión no solo atrajo talento joven y comprometido, sino que fortaleció la resiliencia de la compañía en tiempos de crisis globales. En contraste, las empresas que han insistido en liderazgos basados en el control rígido o en el culto a la personalidad han enfrentado costosos tropiezos. Uber, en su primera etapa bajo Travis Kalanick, creció rápidamente, pero a costa de una cultura tóxica que obligó a una reestructuración radical para recuperar la confianza de empleados y clientes.

Estos ejemplos demuestran que el liderazgo inteligente no es un lujo, sino una necesidad estratégica. Requiere líderes dispuestos a despojarse de viejos mitos: que un héroe visionario puede resolverlo todo, que controlar es sinónimo de eficiencia, o que el carisma personal asegura influencia. Ninguno de estos mitos resiste la realidad actual. El liderazgo inteligente se fundamenta en equipos diversos y autónomos, en culturas de confianza y en la coherencia del ejemplo. Como enseña el I Ching, “la única certeza es el cambio; el sabio no lo resiste, lo acompaña".

Publicidad

Formar líderes inteligentes no se limita a un curso de gestión ni a una lista de competencias técnicas. Es un proceso de formación integral que conecta el propósito, la misión, los valores y las emociones con resultados sostenibles. No se trata de añadir presión, sino de reorganizar el sistema interno: observar nuestras creencias, integrar emociones y alinear visión con comportamiento. Se trata de desarrollar una estructura de coherencia personal que permite florecer en medio de la complejidad.

En la era del agotamiento colectivo, el liderazgo deja de ser una cuestión de brillo individual. El líder inteligente es quien sabe acompañar en lugar de imponer, crear contextos fértiles en vez de controlar, y escuchar con profundidad en lugar de gritar órdenes. En tiempos donde lo único constante es el cambio, lo que marcará la diferencia no será la velocidad ni la eficiencia, sino la capacidad de regenerar confianza, propósito y humanidad en cada decisión. Porque, al final, el mejor liderazgo es el que no se nota. Como escribió Lao Tse, “cuando su tarea se ha cumplido, la gente dice: lo hicimos nosotros mismos".

_____

Nota del editor: Aldo Civico, Ph.D., es antropólogo y coach ejecutivo, clasificado por Global Gurus en el Top5 mundial de las autoridades en liderazgo. Es profesor en Columbia University. Es socio de John Mattone Global y el autor de la newsletter semanal La Bitácora Interior . Email: aldo@aldocivico.com Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

Publicidad

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad