En la actualidad, la función del área de Tecnologías de la Información (TI) y de la persona encargada de la Dirección de Sistemas de Información (CIO) se centra en transformar el modelo operativo tecnológico para responder a las necesidades de una compañía conectada y, al mismo tiempo, generar valor mediante nuevas herramientas.
El papel estratégico de TI en la transformación empresarial
Ante la disrupción tecnológica, sus responsabilidades han evolucionado más allá del funcionamiento cotidiano de las organizaciones. De hecho, la capacidad de respuesta oportuna permite rediseñar modelos operativos y habilitar plataformas y servicios que satisfagan las demandas de una empresa conectada de manera ágil, eficiente y financieramente sostenible.
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Los desafíos que esto implica pasan por gestionar y desplegar soluciones tecnológicas a la velocidad y escala que exige el mercado, integrando la cultura de TI con un modelo organizacional flexible y un ecosistema de equipos multidisciplinarios. Tecnologías como la nube pública, el modelo “todo como servicio” (XaaS, por sus siglas en inglés), la inteligencia artificial (IA), el análisis de datos y otros avances demandan nuevas competencias tanto de las y los líderes de TI como de sus equipos.
Esta función debe convertirse en un motor para integrar y aplicar exitosamente la tecnología, orientándose a construir compañías innovadoras, resilientes, sostenibles, socialmente responsables y basadas en datos.
Para acelerar la transición hacia el estado futuro deseado, se proponen seis acciones estratégicas:
1. Aprovechar el potencial de XaaS
El cambio hacia este tipo de modelos es exponencial; las aplicaciones basadas en la nube permiten integrar y orquestar sistemas como un servicio único. Las empresas deben prepararse para gestionar una amplia suite XaaS mediante un gobierno corporativo sólido que considere a socios y proveedores, adaptando las plataformas a las necesidades técnicas, funcionales y financieras de la organización, incluyendo la gestión equilibrada de gastos de capital y operación.
2. Crear una función centrada en datos
Los datos son un activo estratégico para TI. Administrarlos eficazmente abre la puerta a la analítica avanzada y otras soluciones que potencian el negocio. Por lo tanto, es indispensable definir cómo evolucionará la función en la gestión de datos, desarrollando casos de uso y capacidades de administración.
Además, hay que integrar los datos en una estrategia tecnológica alineada con los objetivos corporativos, junto con políticas robustas de seguridad que protejan la información frente a riesgos derivados de un uso inadecuado.
3. Fortalecer la resiliencia
La presión constante de las amenazas cibernéticas exige reforzar la resiliencia organizacional. Es prioritario generar conciencia sobre vulnerabilidades y contar con un plan de ciberseguridad eficiente que contemple cambios en plataformas híbridas, en la nube o legadas, bajo un enfoque preventivo.
4. Incubar talento
Las competencias clave en TI evolucionan aceleradamente, lo que demanda soluciones creativas para atraer y retener especialistas con conocimientos que empujen la transformación digital impulsada por IA.
La sinergia con Recursos Humanos es esencial para optimizar procesos y estructuras laborales, garantizando la disponibilidad de habilidades críticas para las implementaciones tecnológicas.
5. Innovar a gran velocidad
TI enfrenta una presión creciente por incrementar capacidades con rapidez y calidad. Para acelerar la digitalización e innovación, se requiere fomentar la colaboración transversal, definir una estrategia coherente de IA y establecer una arquitectura organizacional y tecnológica integrada.
Asimismo, la innovación debe aplicarse a la gestión financiera de TI, asegurando inversiones transparentes y orientadas a la generación de valor, con métricas objetivas que permitan apalancar nuevos proyectos.
6. Liderar en temas ASG
Finalmente, en la actualidad, las estrategias de TI también deben incorporar una visión ambiental, social y de gobernanza (ASG). Conceptos como “Green IT” o “TI socialmente responsable” son cada vez más relevantes para distintos grupos de interés. Esto implica implementar indicadores sobre el uso eficiente de recursos y adoptar prácticas tecnológicas innovadoras que optimicen su consumo.
La aceleración tecnológica no es una opción, sino una condición para la competitividad. Las compañías que integren la innovación, la resiliencia y la responsabilidad social en sus estrategias de TI estarán mejor preparadas para enfrentar un entorno dinámico y exigente.
El camino a seguir consiste en adoptar nuevas herramientas, pero también en transformar la cultura, los procesos y las capacidades para generar valor sostenible. En este escenario, TI deja de ser un área de soporte para convertirse en un habilitador estratégico del futuro empresarial.
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Nota del editor: Andrés Aldama es Socio de Asesoría en Estrategias y Procesos de Transformación Tecnológica (CIO Advisory) de KPMG México. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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