La dirigencia nacional del PRD, un 'deporte extremo' político
Convertirse en dirigente del PRD puede no ser lo mejor que le pase a un (o a una) perredista. Quienes aspiran al máximo cargo partidista en el interior del sol azteca, que este sábado prevé elegir a su siguiente líder nacional, saben que esta responsabilidad ha significado para algunos de sus antecesores un "deporte extremo", del cual no todos han salido políticamente ilesos.
A lo largo de su historia, el PRD ha tenido una quincena de presidentes, pertenecientes a diversas corrientes y proyectos políticos. De estos dirigentes, cerca de la mitad han abandonado las filas del sol azteca ―entre quienes destacan sus fundadores Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo; Rosario Robles, actualmente integrante del gabinete del presidente Enrique Peña Nieto, así como el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador.
Parte de las dificultades de dirigir a este partido de izquierda es la lucha interna por el poder por parte de las diversas corrientes ―también conocidas como tribus― que componen al sol azteca, comenta la académica del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), María Eugenia Valdés Vega.
“El PRD es un partido muy complicado, yo creo que el más complicado de los que existen, incluso ahora que ha cambiado el sistema de partidos (...) Sustancialmente, la participación de Morena, en el caso del PRD, lo afectó mucho, lo complicó más internamente”, dice a Expansión .
La historia del PRD está tejida por el destino de sus líderes más simbólicos, quienes han terminado exiliados de la vida partidista, e incluso se han convertido en rivales políticos de sus excompañeros.
López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas, adiós a los 'líderes morales'
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, fundador del PRD junto con Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo, renunció a su militancia el 24 de noviembre de 2014. Dirigió al sol azteca de 1989 a 1993.
A raíz del surgimiento del liderazgo de López Obrador, quien le arrebató la candidatura presidencial en 2006, Cárdenas comenzó a perder notoriedad y presencia en el partido, y finalmente quedó relegado en el auge que internamente tuvo Nueva Izquierda.
“Desde la propia nominación de Andrés Manuel (como candidato a la Presidencia), que impedía cualquier aspiración de Cuauhtémoc, él se replegó frente a la emergencia del liderazgo carismático de López Obrador. Cuauhtémoc se vio marginado”, detalla Valdés Vega.
López Obrador, quien también fue dirigente del PRD de 1996 a 1999. Tras la fallida campaña presidencial de 2012, decidió abandonar el partido y crear otro: Morena.
“Fueron seis años en donde, sin nada para el candidato perdedor, desgastado por la lucha social después de las elecciones por la lucha antifraude, desgastado y defenestrado por los medios y muchos intelectuales que no les gustó su estrategia”, comenta la socióloga Valdés Vega.
Rosario Robles, quien estuvo al frente del partido de 2002 a 2003, fue expulsada del PRD por una serie de escándalos desatados por el empresario Carlos Ahumada, quien supuestamente se favoreció con una serie de contratos en la capital y financió diversas actividades políticas.
“A Rosario no le quedaba de otra más que irse. Quedó muy mal con los videoescándalos, peleada con todo mundo”, agrega Valdés Vega.
La edad de 'Los Chuchos'
Jesús Ortega y Jesús Zambrano consiguieron terminar sus periodos (en conjunto de 2008 a 2014), debido a que su corriente, Nueva Izquierda (tambien llamada Los Chuchos), era predominante. No obstante, su poderío perdió fuerza derivado de las dificultades políticas que debieron enfrentar, así como las críticas internas en torno a su estilo.
Entre los fenómenos que los debilitaron está la firma del Pacto por México con el PRI, el PAN y la administración de Peña Nieto, así como la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, ocurrida en Iguala, un municipio gobernado por el perredista José Luis Abarca, considerado como autor intelectual de este crimen.
“El propio pacto con el gobierno se convirtió en una cuestión negativa después de Ayotzinapa (…) Eso los contaminó (a Nueva Izquierda) mucho, la situación política cambio y los debilitó, los debilitó por que no pudieron, precisamente por su falta de liderazgo político”, precisa Valdés Vega.
Dirigencias truncadas
Otra ha sido la historia partidista reciente del PRD. La falta de mejores resultados electorales y errores reconocidos por el propio partido, han llevado a que los últimos dos presidentes nacionales del instituto político ―Carlos Navarrete y Agustín Basave― no lograran terminar el mandato de tres años que establecen los estatutos del partido.
Navarrete, de Nueva Izquierda, llegó a la presidencia del partido en 2014 con el apoyo de la corriente Foro Nuevo Sol, liderada por Amalia García, y Alternativa Democrática Nacional (ADN), cuyo dirigente es Héctor Bautista.
Durante sus 13 meses al frente del partido, Navarrete tuvo que lidiar con el caso Iguala, así como el surgimiento de Morena, que desató una desbandada de perredistas hacia el partido de López Obrador.
El seis de noviembre de 2015, Navarrete presentó su renuncia.
“Para fortalecer y contribuir a la vida democrática e institucional del partido”, declaró.
Llegó el momento de Agustín Basave, quien sin pertenece a alguna corriente interna del PRD impulsó ideas de transformación, y heredó el reto de preparar al partido para las elecciones de 2016.
El fantasma de la salida de Basave rondó su periodo desde la preparación de las campañas, cuando amagó con renunciar a la dirigencia si no se le permitía negociar alianzas electorales con el PAN, particularmente en Tlaxcala y Puebla, las cuales finalmente no se concretaron.
Basave permaneció en su puesto, y su idea de transformación no logró cristalizarse. Después de las elecciones del 5 de junio ―en las que sólo ganaron gubernaturas en alianza con el PAN y quedaron en segundo lugar en su bastión, la Ciudad de México, ante el crecimiento de Morena―, Basave anunció su renuncia para hacerse efectiva a partir de este sábado 2 de julio.
“En virtud de que no estoy dispuesto a afiliarme a una corriente, ni a formar parte de un bloque, y dado que en estas circunstancias la gobernabilidad es más que precaria, he decidido renunciar a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional”, explicó Basave.
María Eugenia Valdés Vega, politóloga de la UAM, comenta que Basave jugó un papel de transición.
"No podía seguir ahí porque no tenía grupo. Lo que pasa es que nadie le hace caso, le hicieron caso para las alianzas con el PAN, pero era una cuestión de sobrevivencia. Necesitan a alguien así, alguien que les garantice que van a poder seguir sobreviviendo, y eso es muy difícil”, asegura la investigadora.
Lee: Agustín Basave: crónica de una corta dirigencia en el PRD
Se espera que el sucesor de Basave sea electo este sábado, en el marco del séptimo pleno extraordinario del IX Consejo Nacional.