“En el mundo, la participación del comercio electrónico está a niveles del 12% y se prevé que crezca a 17%. En México todavía estamos muy abajo, por lo que no podemos dejar desprotegidos a los consumidores que ya dieron el paso a digital. Tenemos que mejorar su experiencia de compra y su seguridad digital para llegar a niveles mundiales”, dijo el directivo.
En América Latina, el mercado del ecommerce tiene un valor de 70 billones de dólares y representa el 7% del total de las ventas de retail. La región está por encima de Euroasia y África, en la que la representación es de 1%, pero por debajo de Europa (10%), Asia-Pacífico (14%) y América del Norte (15%), indica el OSE.
El consumidor mexicano
Felipe Gómez explicó que el crecimiento de las compras online en el país se debe a que el consumidor ya se está dando cuenta de las ventajas de adquirir sus productos en internet. El 39% de las personas que compran despensa lo hace exclusivamente a través de estos canales porque ahorra tiempo y se beneficia de promociones y descuentos que solo aplican en el comercio electrónico.
De hecho, para adquirir los bienes de consumo con alta demanda y escasa vida útil (FMCG, por sus siglas en inglés) en una tienda física se requieren, en promedio, dos horas. Mientras que hacerlo en una plataforma digital solo implica invertir 24.7 minutos, esto significa un ahorro de tiempo de 79.4%.
“Las largas jornadas de trabajo y los largos traslados que se viven en la Ciudad de México son algunos de los motivos por los que la gente prefiere comprar online”, mencionó el director de Marketing de in-Store Media. “En estos momentos, los consumidores quieren ahorrar tiempo, lo cual es una oportunidad de negocio para las tiendas de retail”.
Según datos del Observatorio del Shopper Experience, los productos que más se comercializan a través de plataformas digitales son cervezas, vinos y licores (60%), de higiene y belleza (57%) y dulces, jugos y bebidas (52%). Los alimentos básicos, como carnes, lácteos y panadería, se compran principalmente en tiendas físicas.
“Los consumidores todavía no confían en el ecommerce para hacer compras de alimentos, pues les preocupa que sus productos no estén frescos o que lleguen en mal estado. Aquí es donde las empresas tienen que empezar a cambiar su forma de comunicar y asegurarle a la gente que su pedido llegará en buen estado”, comentó.