Podemos decir que la parte visual es muy buena y eso que estamos viendo contenidos que no requieren ni de 8K, ni de 4K ni de gran “trabajo” por parte de la pantalla. Sin embargo, donde pude ver algo más de poder es cuando se usa para gaming.
En este caso, de entrada tiene la función de reconocer inmediatamente qué se conecta al puerto y pone en automático el “modo juego”. Aquí lo probamos con un Playstation 4 Pro y notamos que el movimiento es muy sutil, sin desenfoques en las escenas más rápidas. Además cuenta con un puerto HDMI 2.1 (y otros tres 2.0), lo cual permitirá poder usar consolas de la siguiente generación.
Videojuegos en una Samsung Smart TV
Cabe recalcar que en casa usamos la pantalla únicamente a través de la app de SmartThings, que permite integrar todos los aparatos conectados en un solo “control”, lo cual se vuelve funcional porque no tienes controles por todas partes.
También tiene integraciones con asistentes inteligentes como Alexa, el cual probamos en casa, Google Assistant y Bixby de Samsung. Algo que no probé, pero que existe en estas pantallas de Samsung, es la posibilidad de transmitir lo que tienes en el teléfono con tan sólo acercarlo al televisor.
Por último, en cuestión de diseño, este televisor sigue mucho la tendencia de otras propuesta de Samsung en años anteriores, con biseles delgados y líneas muy estéticas, escondiendo prácticamente todos los cables. Además se integra al ambiente en el que se encuentra incluso cuando está apagado.
Ahora, ¿qué opino sobre la pantalla? La verdad es que sí da una experiencia muy inmersiva y de las que he probado, tal vez es la que mejor imagen ha presentado. Si bien el 8K no es todavía algo que vemos por todas partes, como toda tecnología, es una tendencia que tarde o temprano sucederá. La pregunta aquí es si quieres y puedes desembolsar este dinero y qué tan importante es para ti tener una experiencia así en calidad de imagen. Para mí, la respuesta es que sí extraño tener esta pantalla en mi cuarto.