"Este enfoque disimula a las personas entre la multitud y utiliza la informática del dispositivo para mantener privado el historial de una persona en el navegador", explicó Chetna Bindra, gerente de productos durante la presentación de este sistema llamado Federated Learning of Cohorts (Aprendizaje Federado de Cohortes, FLoC) durante el mes pasado.
En lugar de dirigirse a los usuarios de Internet de forma individual, los anunciantes apuntarán a segmentos de audiencia, los FLo, que comprenden cientos o miles de personas.
Google definirá estos segmentos según la navegación del usuario y planea comenzar a probar el sistema con marcas en su navegador Chrome dentro de un año.
"Los resultados (de nuestros estudios) muestran que los FLoC son efectivos para generar audiencias basadas en los intereses de los usuarios y, por lo tanto, reemplazan a las cookies", continuó Chetna Bindra.
"La publicidad es esencial para que la web permanezca abierta a todos, pero el ecosistema web está en riesgo si las prácticas de privacidad de los datos ya no están alineadas con las expectativas".
La compañía Mountain View de Silicon Valley es ampliamente criticada por las autoridades occidentales y las ONG de derechos digitales por el tema de la privacidad de los usuarios.
Cookies ajenas
El creciente malestar con las cookies, sinónimo de seguimiento continuo, se reflejó en el Reglamento Europeo de Protección de Datos que garantiza a los usuarios ciertos derechos sobre sus datos (cómo se recopilan y utilizan, si se hace con fines comerciales o no).
California ha seguido el ejemplo del viejo continente con la "Ley de Privacidad del Consumidor de California", en vigor desde hace más de un año.
Google, que domina el mercado global de la publicidad digital, tiene interés en encontrar una manera de tranquilizar a la opinión pública mientras satisface a los anunciantes ansiosos por no enviar sus mensajes al vacío.
Algunas cookies cumplen una función puramente utilitaria. Cada vez que un usuario llega a una página que solicita sus datos de contacto, si éstos son mostrados directamente en las ventanas se debe a estos pequeños archivos de texto que recogen datos a medida que uno navega.
Otras son menos inocentes. "Las cookies de terceros son una pesadilla para la privacidad", señala Bennet Cyphers, investigador de la ONG Electronic Frontier Foundation.
"No es necesario que uno sepa todo sobre todo el mundo para publicar un anuncio".
Cyphers aboga por el aprovechamiento del contexto, como los anuncios de ingredientes junto a recetas de cocina.
Los navegadores Safari (Apple) y Firefox bloquean las cookies de terceros, pero Chrome, que representó el 63% del mercado en 2020, según StatCounter, todavía recurre a ellas.