Metal Gear Solid revolucionó el género stealth en los videojuegos, pero es más recordado por trabajar una narrativa cinematográfica como no se había visto hasta entonces. Héroes y villanos complejos, diálogos que le hacían cuestionar al jugador qué es la guerra y qué es un buen soldado, y al mismo tiempo, una crítica hacia la economía de guerra estadounidense.
Amado por millones de jugadores en el mundo, y a más de dos décadas de su lanzamiento, alguien descubrió un truco desconocido por la comunidad gamer.
En la secuencia final del juego, luego de que Solid Snake derrota a su hermano Liquid en la cima del Metal Gear REX, este sube a un vehículo para escapar de la base militar antes de que sea bombardeada para eliminar la evidencia.
El escape lleva al jugador a una escena de acción a máxima velocidad. Mientras un colega de Snake (ya sea Otacon o Meryl, dependiendo de las decisiones que tomaste en el juego) conduce el vehículo, Snake apunta una metralleta hacia soldados en otros autos que intentan evitar su escape.
Quienes jugaron este gran juego recordarán la batalla contra Psycho Mantis, un jefe que rompía “la cuarta pared”, ya que para derrotarlo debías pasar tu control del puerto 1 al 2, para que no pudiera “leer tu mente” y por tanto no pudiera esquivar tus ataques.