Arm es uno de los principales proveedores de tecnología de arquitectura para la mayoría de las empresas de semiconductores, por lo que la FTC argumentó que de consolidar la compra, Nvidia se volvería demasiado poderosa.
“La demanda alega que la fusión propuesta le daría a Nvidia la capacidad y el incentivo para usar su control de esta tecnología para socavar a sus competidores, reduciendo la competencia y, en última instancia, resultando en una reducción de la calidad del producto, reducción de la innovación, precios más altos y menos opciones”, dijo la FTC en su declaración.
De forma pública, ambas empresas han defendido su caso ante los reguladores con el propósito de mantener el compromiso de la compra. “Seguimos manteniendo las opiniones expresadas en detalle en nuestras últimas presentaciones regulatorias: que esta transacción brinda una oportunidad para acelerar Arm e impulsar la competencia y la innovación”, dijo a Bloomberg Bob Sherbin, portavoz de Nvidia.
“Tenemos la esperanza de que se apruebe la transacción”, mencionó un portavoz de SoftBank. No obstante, es importante mencionar que esta adquisición también enfrenta la resistencia de China, pues las autoridades han mencionado que bloquearán la operación si se aprueba en otros sitios.
Y es que la relevancia de Arma en el diseño de chips es bastante, ya que estos se utilizan en múltiples industrias, desde los teléfonos inteligentes hasta los automóviles o equipos de fábrica.
Cabe mencionar que los antecedentes relacionados con este tipo de operaciones no son esperanzadores. En 2018, por ejemplo, Qualcomm se echó para atrás en su adquisición de NXP Semiconductors por 44,000 millones de dólares después de casi un par de años de obstáculos regulatorios.
Además de las autoridades de China y Estados Unidos, Nvidia debe esperar la aprobación de la Unión Europea y el Reino Unido, así como enfrentar a las empresas de tecnología que se han alineado en contra de la compra, como Qualcomm, Microsoft o Intel.
El acuerdo inicial entre Nvidia y SoftBank vence el 13 de septiembre de este año, aunque se renovará de forma automática si las aprobaciones exceden este periodo, lo cual es muy probable, debido a que la revisión por parte de todos los organismos internacionales pueden tomar meses de espera.
Si el acuerdo no llegara a concretarse, SoftBank y Arm tendrían derecho a quedarse con los 2,000 millones de dólares pagados por Nvidia al momento del acuerdo, además de una tarifa de ruptura de 1,250 millones de dólares.
Expansión contactó a Nvidia para tener una postura de parte de la empresa, sin embargo hasta el momento de redacción de esta nota no hay una postura oficial.