Entrevista con Moon Ribas: la primera mujer y madre cyborg
“No me siento conectada a las máquinas. Me siento más reunida a la tierra y otros animales. Creo que hay muchas maneras de relacionarte con la tecnología y la identidad”, dijo Moon Ribas.
Para muchos, cuando piensan en la palabra cyborg, lo primero que viene a la mente es la imagen de Arnold Schwarzenegger en la película “The Terminator”; esta especie de robot-humano que a través de su cuerpo tecnológico busca destruir a la humanidad.
Pero Moon Ribas, la primera mujer cyborg, está muy lejos de asemejarse a tal imagen. Tiene ojos grandes, cafés y brillosos. Sus dientes están perfectamente alineados y en sus mejillas hay color rosa. No hay nada biónico visible en ella. Ni siquiera su celular. Usa chanclas Birkenstock, unos pantalones holgados y un crop top amarillo que deja al desnudo su panza de casi siete meses de embarazo.
En Expansión, tuvimos oportunidad de entrevistarla gracias a su invitación a México por parte de la cátedra Gloria Contreras de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el marco del festival El Aleph 2022.
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¿Quién es Moon Ribas?
Moon Ribas tiene 37 años. Creció y vivió casi toda su vida en Mataró, Barcelona y aunque es bailarina y coreógrafa de formación, es muchas cosas más.
Saltó a la fama hace casi 10 años por implantarse en los pies unos sensores sísmicos que le permitían percibir terremotos en cualquier parte del planeta. Básicamente, vibraban cada que había un sismo en alguna parte del mundo y ella bailaba representando estas vibraciones.
Curiosamente, ella nunca ha presenciado un terremoto. Antes de la pandemia tenía planeado un viaje a los volcanes de Hawai para ver si corría con la suerte de sentir uno, pero no ocurrió. Fue hace dos años que decidió retirarse los implantes en los pies y, aunque ya no siente los latidos de la tierra, ahora siente otros latidos: los de su bebé.
Moon no ha dejado de innovar con tecnología, arte y con el concepto cyborg. En esta entrevista exclusiva con Expansión, habló sobre la identidad cyborg, su arte, los retos a los que se enfrenta la comunidad y también sobre su maternidad.
Se habla mucho de quién es Moon Ribas ahora, de lo que hace. Pero poco sabemos de quién era Moon Ribas de niña. ¿Cómo eras de pequeña?
Yo nunca hubiera imaginado nada del mundo cyborg cuando era pequeña. Yo crecí en un contexto muy artístico. Mi madre es actriz, mi papá escenógrafo y mi abuela vendía los tickets para el teatro. Así que desde pequeña, las artes escénicas son parte natural de mi día a día. Y cuando era adolescente, para nada me sentía atraída por la tecnología ni por la ciencia ficción. De hecho, con Neil Harbisson, mi amigo de la infancia que también es cyborg, tuvimos una época anti-tecnología.
¿Cómo pasamos de esa pequeña Moon, que era de cierta manera análoga, a la mujer, activista, artista y madre cyborg?
El cambio se dio cuando aprendí que la unión con la tecnología y la relación con ella depende de uno mismo. Que no te distancia del mundo, pero que te permite entenderlo y tener una experiencia más profunda de él. Ha sido un proceso lento pero muy natural.
El mundo cyborg vino cuando yo estaba en la Universidad y estudiaba coreografía experimental y movimiento. Entonces, siempre estuvo acompañado con un interés artístico de encontrar movimiento más allá de lo que puedes crear tú como bailarina dentro de un estudio. ¿Qué movimientos puedes crear con tu cuerpo? Fue en esta búsqueda que vi que la tecnología me permitía tener otra experiencia del movimiento.
En una entrevista mencionaste que conociste a la persona que definió la palabra cyborg. Casi una década después, ¿te sigues identificando con esa definición?
La palabra cyborg fue creada por Manfred E. Clynes en los años 60. Cuando Neil Harbisson y yo quisimos ir a conocerlo en San Francisco, sabíamos que era científico y músico, pero nunca imaginábamos que nos íbamos a encontrar con alguien muy mayor. Era un señor sentado en el sofá, con barba blanca muy larga, y le preguntamos si aún pensaba que la palabra cyborg era lo mismo y tardó tres días en contestar (...) nos dijo que pensó en denunciar la película El exterminador cuando salió porque utilizaban su palabra de una manera que no le gustaba.
Nos gustó porque, en cierto modo, estamos reivindicando esta palabra. Ahora que me identifico como cyborg, no me siento tan conectada ni a las máquinas ni los robots, nada de eso. Al contrario. Me siento más reunida a la tierra y otros animales. Creo que hay muchas maneras de relacionarte con la tecnología y la identidad porque es algo muy subjetivo. En principio no es nada fijo y mediante la experiencia va cambiando.
Por ejemplo, tuve los implantes durante casi siete años y hace dos me los quité. Durante unos meses se me ocurrió otra manera de identificarme como cyborg, un “phantom cyborg”. porque tenía el efecto fantasma dentro de mí. Podía sentir los temblores aunque no tuviera los implantes. Cuestionar la identidad es ser flexible, no tener límites puestos y es interesante poder crear nuevas palabras, conceptos o nuevas maneras de definirte. Estamos en un momento de tanta transformación, con tanta tecnología y la manera de relacionarnos con ella es tan distinta que es necesario crear nuevos conceptos y nuevas palabras.
¿Qué significa para ti la tecnología el día de hoy?
Siento que no la puedo ignorar. Estamos en 2022 y es normal que los artistas utilicemos las herramientas que tenemos a nuestro alcance para crear e investigar el mundo y nuestra manera de expresarnos. Por eso la utilizo. Si fuera de otra época utilizaría otras cosas. Para mi es importante ser una artista consecuente con el contexto en el que vivo. Por eso es algo orgánico para mí usar la tecnología.
Cuando hablamos de arte cyborg, ¿cómo transmites lo que quieres a alguien que está imposibilitado a ver, sentir y entender el mundo como tú? ¿Cómo te gustaría que fuera comprendido tu arte?
Para empezar, aceptar que es un arte muy individualista. El arte cyborg es diseñar la percepción de la realidad creando nuevos sentidos y órganos. Es un poco individualista porque eres el único público que puede percibir esto. Pero creo que es importante, como humanos, poder compartir lo que vivimos y por eso utilizamos herramientas o medios más tradicionales como el performance, la música, las artes escénicas como canales para poder compartir este sentimiento.
¿Cómo crear tecnología para estar más en contacto con la tierra, sin dañar al planeta?
Ya no sé … A veces entiendo que hay una doble moral y por eso es cuestión de utilizar las herramientas que ya tenemos. Por ejemplo, los sismógrafos ya están puestos. Simplemente canalizamos esta información de una manera artística para poder compartirla y ver la realidad y el mundo de otra manera. Eso es el arte. Ver cómo entendemos el mundo desde otro canal y eso estamos intentando hacer.
¿Cómo vamos en torno a la legislación para personas cyborg? ¿Sienten que hemos avanzado estos años?
Se avanza lentamente. Ya van a ser 18 años desde que Neil tiene la antena. Me acuerdo que en el momento que la tuvo yo pensé: en cinco años esto va a ser muy guay. Han pasado 18 años y aún es raro. Pero, al mismo tiempo, veo que la tecnología avanza mucho. Creo que los recursos están, pero la sociedad en general es muy lenta en aceptar cambios. Hay gente que aún tiene problemas con aceptar que alguien no se sienta 100% hombre o mujer… es muy lento aceptar que alguien se salga de la norma.
Recuerdo mucho, por ejemplo, mi pueblo cuando Neil y yo éramos adolescentes. Querían cortar unos árboles centenarios y todo el mundo lo veía bien. Neil y yo comenzamos una campaña para salvar esos árboles y los salvamos. Fue como nuestra primera conquista. Todo el mundo pensaba que tenían que ser cortados pero no. Si lo cuestionas, ves que no tiene sentido. Ser cyborg es un poco así. Que te digan que tu manera de usar la tecnología es de cierta manera y no aceptar que tenga que ser así.
Creo que es importante cuestionarnos y no aceptar que los otros decidan para nosotros. No aceptar que las grandes compañías como Google o Facebook decidan por nosotros. Estamos rodeados de tecnología. Debemos poder manipularla para adaptarla y hacer algo que nosotros creamos. Si está alrededor nuestro, que sea para nosotros.
Desde que te retiraste los implantes en los pies has dejado de sentir los latidos de la tierra. Pero ahora sientes otros latidos: los de tu bebé. ¿Cómo es ser una mamá cyborg?
No lo sé porque es la primera vez que estoy embarazada, no lo puedo comparar con otras experiencias de maternidad. Es muy interesante… Yo no soy una persona que tenía claro ser madre, era algo lejano para mí. Ahora, de pronto, es todo un mundo muy interesante. Por ejemplo, dónde dar a luz y cómo… Este tema se está volviendo algo político y de reivindicación de la mujer. Me gustaría dar a luz de la manera más natural posible. Si puedo elegir, que no sea en un hospital.
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A Moon la acompaña a la entrevista Quim Girón, su actual pareja. Él cuenta que se conocieron hace tres años cuando Quim realizaba una maestría de circo contemporáneo. Dentro de la fase de búsqueda sobre el movimiento, terminó conociendo el mundo de los cyborgs y su arte. “Ahí contacté con Moon, empezamos a trabajar y, de una creación a otra… bueno. Ya sabes”, ríe. Moon está de acuerdo con la versión. “Yo siempre digo que Quim simplemente me llamó un día y ya”.
Entre ambos han desarrollado un nuevo proyecto llamado “The pregnancy sense” (el sentido del embarazo). A partir de este momento, Quim se incorpora a la entrevista.
¿Qué mundo imaginan para su bebé? ¿Saben cómo se va a llamar?
M: Sí. Ya escogimos el nombre e iba a ser el mismo tanto si era chico o chica. Ahora sabemos que biológicamente es niño, aunque después quizás no se sienta como tal. Se llama “Cel”, que quiere decir cielo catalán.
Siempre pienso que querrá ser muy distinto a nosotros, muy diferente. Pero también quiero que sea libre y que se sienta libre de ser quien quiera ser. Yo solo quiero poder gestionar su libertad. Creo que es esto. Acompañarlo con lo que quiera. A mí lo único que me preocuparía es que quiera ser violento. Que quiera ser un militar o algo así. Eso sí sería un bajón para mí (ríe), pero que tenga la relación que quiera tener.
Q: Como todo, es una improvisación del día a día. Lo que está claro es que Cel va a tener una perspectiva de la vida muy distinta a nosotros. Cuando él nazca, quién sabe si vamos a tener móviles o un pendiente colgando en la oreja que ya va a estar diciéndonos todo… cuando él esté explorando la tecnología va a ser tan distinta a como es ahora. El empezar a poner normas de si le vas a dejar el móvil o no pues, no lo sé, ya se verá.
¿Cómo funciona The pregnancy sense?
Q: Tenemos un sensor de ultrasonidos que está conectado a una interfaz , es decir, una tarjeta de sonido conectada al teléfono de Moon. Ella hace una llamada a mi teléfono, yo llevo audifonos bluetooth y es una llamada de nuestro feto a mi cabeza. Yo no hablo, solo habla él y estoy permanentemente escuchando.
Ahora, entre Moon, Quim y Cel hacen conciertos como familia cyborg. Consisten en transmitir los latidos del corazón de Cel a través de unas bocinas y mezclarlos con el sonido del latido de sus corazones . “Vamos modificándolo, nos movemos y hacemos conciertos de familia cyborg utilizando nuestros cuerpos como instrumentos”, explica Moon.