Ante ello, el usuario demandó a la dependencia bajo el argumento de que la decisión de la oficina había sido “arbitraria, caprichosa y no conforme a al ley”. Sin embargo, la jueza Howell no compartió su forma de ver el asunto.
De acuerdo con ella, la IA no puede tener derechos de autor, pues estos nunca se han otorgado a trabajos que “carece de una mano humana que los guiará”, además de que “la autoría humana es un requisito básico de los derechos de autor”, señaló.
Este mismo argumentó se utilizó en 2018, cuando la Corte de Apelaciones desestimó una demanda por derechos de autor presentada por el caso en el que un mono se había tomado una selfie sonriendo, misma que se había vuelto viral años atrás.
Según el fotógrafo de vida silvestre, David Slater, en 2011, durante una exploración en la jungla dejó su equipo en el suelo y el mono macaco la tomó para hacerse una selfie. Cuatro años más tarde, PETA presentó una demanda contra Slater por publicar la imagen en un libro y presentarla como suya, pero la autoridad no aceptó el caso.
Por otra parte, la jueza Howell reconoció que conforme avanza la tecnología, la humanidad se acerca a “nuevas fronteras en materia de derechos de autor”, pues la IA cada vez ocupa lugares más relevantes y generará más preguntas sobre el papel humano en los procesos creativos.
También señaló que esta tecnología de Inteligencia Artificial plantea “preguntas desafiantes” respecto al asunto, pues este tipo de modelos se suelen entrenar con trabajos preexistentes de otros artistas o creadores.
Por ahora, Thaler planea apelar el caso, de acuerdo con una declaración que dio su abogado. Este tipo de situaciones son importantes para el futuro de la IA, pues demuestran que se trata de una tecnología que moldeará el futuro y, por lo tanto, se requiere trazar los límites de lo que pueden hacer y de lo que no.
Hace unas semanas, la comediante Sarah Silverman y un par de autores más, presentaron una demanda en contra de OpenAI y Meta, debido a que utilizaron datos de sus libros para generar contenido sin citar las fuentes a las que recurrieron para realizar sus trabajos.
De acuerdo con los autores, “no dieron su consentimiento para el uso de sus libros protegidos por derechos de autor como material de capacitación” para los modelos de IA de estas dos empresas.