Bárbara González, CEO de Bitso México, destaca que durante 2022 se hicieron 3,300 millones de pagos transfronterizos entre Estados Unidos y México, y si bien una buena parte de ellos fueron remesas, cada vez hay más usos diferentes.
La ejecutiva destaca que esta preferencia se debe a las ineficiencias que los usuarios han percibido en el sector financiero, las cuales no corresponden a la inmediatez y globalización que las actividades económicas han tenido en tiempos recientes.
“Muchas pymes y emprendedores en la región utilizan los rieles que hemos construido a partir de dar una experiencia de usuario más agradable con costos y tasas menos onerosas para tener una realidad financiera igual de dinámica de lo que son sus negocios”, comenta para Expansión.
De los 10 principales países de la región, México registró la segunda tasa de descenso más baja, con sólo 8.7%, lo cual lo convierte en uno de los mercados más resistentes de la región, de acuerdo con los datos de Chainalysis.
Los miedos de la adopción
A pesar de los datos favorables en México, Grauer destaca que, a pesar del entusiasmo que suele haber alrededor de las conversaciones de criptomonedas, en realidad la adopción por parte de los usuarios es lenta, aunque se ha abierto cada vez más.
El uso de la tecnología, explica la especialista, se ha hecho más relevante en países con circunstancias extremas, es decir, donde hay rigurosos controles de capital, desdolarización, incertidumbre económica, así como altas tasas de inflación.
Sin embargo, también acepta que uno de los principales retos que aún se debe resolver es la facilidad de acceso y de conversión de criptomonedas a monedas fiduciarias. “Si recibes un pago de remesa en Bitcoin, ¿cómo vas a usarlo para pagar tus facturas? ¿Qué tan fácil es para ti convertir eso? Eso es un reto”, señala.
La especialista menciona que eso seguirá siendo un desafío hasta que se establezca una infraestructura más global para resolver ese aspecto. Hasta el momento se han registrado progresos por medio de la diversidad de servicios, como Binance o Bitso, entre otros, aunque también existe la proliferación de otros métodos informales.
“Las próximas grandes olas se van a basar en la facilidad de acceso y en obtener el próximo tipo de aplicación que realmente atraiga a más personas al sector y el hecho de tener una diversidad de servicios es definitivamente un reflejo de un entorno sólido”, puntualiza.
Por ello, Grauer concluye que no habrá una posibilidad en que la industria de las criptomonedas vuelva a entrar en un periodo de invierno. “Este es un activo que está creciendo y la gente es cada vez más consciente de cómo cualquiera puede descargar una billetera digital y la población potencial de usuarios es masiva”.