Exposición de pornografía ante menores de edad
La exposición de los menores a este contenido no es un asunto local. Para responder a esta problemática se han llevado a cabo varios esfuerzos en el mundo. En España, el gobierno puso en marcha una estrategia para regular el acceso a las infancias y adolescentes a los contenidos pornográficos con la finalidad de frenar su influencia en los procesos de educación sexo-afectivos.
El argumento principal es que la pubertad y adolescencia son edades importantes para la formación sexo-afectiva y de la personalidad, por lo que la pornografía tienen un poder de distorsionar la percepción de la sexualidad, algo que posteriormente se normaliza en patrones de conducta nocivos para ellos, los otros y sus relaciones emocionales.
Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España, dijo en entrevista con el diario El País que no se trata de un tema de puritanismo, sino que “afecta a la formación de nuestros adolescentes y también a los comportamientos futuros que pueden tener en un tema tan trascendental como es la igualdad”.
La postura del gobierno español es regular el acceso de los menores a contenidos pornográficos por medio de nuevas herramientas para verificar la edad de los usuarios. Entre las opciones para cumplir con este objetivo se encuentran utilizar un código QR, un certificado digital o tener que introducir una identificación oficial, un enfoque problemático al implicar datos personales que podrían filtrarse y representar otro riesgo para los usuarios.
En ese país, el gobierno trabajará junto con la Agencia Española de Protección de Datos y con la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, encargada de los sistemas de seguridad criptográficos con la intención de tener la ley en verano y una ventaja a su favor es la Ley de Servicios Digitales de la Unión Europea, la cual también deberán respetar los sitios pornográficos para implementar medidas de protección de los menores.
De acuerdo con las nuevas reglas establecidas por la DSA , las empresas deben llevar a cabo una gestión de riesgos, someterse a auditorías externas e independientes, y compartir datos con autoridades e investigadores.
No obstante, Guerrero duda en que estas medidas logren controlar el acceso de los menores a la pornografía, pues considera que no existen los mecanismos digitales para hacer cumplir estas regulaciones. Más bien, señala, “se debe acompañar a las infancias para que desarrollen un pensamiento crítico y generar con ellas un espacio de diálogo y confianza”.
Gaspar Santana coincide en este aspecto y agrega que este tipo de respuestas parten de una visión que no estudia la raíz de los motivos que llevan a las juventudes a buscar estos sitios como fuentes de información, lo cual producirá una tendencia a buscar formas de evitar los candados.
En Reino Unido, por ejemplo, el gobierno lleva más de una década intentando activar un filtro antiporno a través de los operadores móviles, pero en la práctica los usuarios encuentran las formas de evadirlos. Un estudio del Instituto de Internet de Oxford reveló que si bien el 50% de los hogares contaba con estos filtros, en realidad se registró la misma cantidad de tiempo en su consumo.
Las empresas de tecnología tienen un papel importante en este asunto y si bien las redes sociales procuran que este contenido ni siquiera se permita en sus plataformas, como Instagram, otras compañías, como Google, tienen mayor peso en encontrar este contenido.
La empresa compartió con Expansión las acciones alrededor de impedir el acceso de menores a contenido pornográfico, como SafeSearch, una herramienta para desenfocar imágenes explícitas y que está activa de forma predeterminada para usuarios menores de 18 años que hayan iniciado sesión en Google.
También cuentan con opciones para que la familia administre su relación con la tecnología, como Family Link , que permite a los padres monitorear la actividad en línea de sus hijos, establecer límites de tiempo de pantalla y aplicar restricciones de contenido. Asimismo, cuando un menor navega en Google no obtiene anuncios para adultos, es decir, aquellos que tengan contenido sexualmente explícito y apuestas, alcohol y drogas farmacéuticas.