También resalta que aprender a utilizar estas herramientas desde la escuela será un valor diferencial una vez que los estudiantes lleguen al mundo laboral, pues ahí ya es algo normal para aumentar la productividad de los profesionales.
“Es muy importante que dentro de la enseñanza también se hable de estas competencias para que el estudiante entienda el alcance y las limitaciones de este tipo de herramientas y así poder sacarle provecho. Si no las conoce, sería un estudiante en desventaja”, comenta Correa.
El papel del docente también importa
Además de los estudiantes, el otro elemento que también juega un papel importante en esta ecuación es el de los docentes, quienes se han quedado rezagados en la adopción de la tecnología, respecto de los alumnos.
Los datos de Turnitin señalan que mientras más del 75% de los alumnos utilizan algún tipo de estas plataformas a diario, alrededor del 20% de los docentes usan estas herramientas para sus labores diarias en las aulas.
Con base en las experiencias que han tenido en Turintin, Correa aporta que algunas de las formas más asertivas de usar ChatGPT es permitirlo para escribir un ensayo, pero posteriormente realizar un análisis del resultado y mejorarlo con base en otros métodos de investigación, algo que aporta tanto al tema de la clase como al uso crítico de la tecnología.
Resalta que el detector de IA de la firma ha sido utilizado no solo para darse cuenta de la incidencia de ChatGPT en trabajos escolares, sino también para determinar la calidad de las fuentes que está utilizando, algo que ayuda a transparentar y profundizar en el proceso de investigación.
“Algo que hemos escuchado de los educadores de Latinoamérica es que estas tecnologías son parte de una realidad que no podemos ignorar”, sostiene Correa. “Por ello es momento de adaptar las formas y los métodos de educar”.