En la última versión de Cities: Skylines 2, los desarrolladores introdujeron mecánicas que simulan la complejidad de la gestión urbana, incluyendo la crisis de vivienda. El juego replica cómo el aumento de la demanda eleva los precios de las viviendas, una situación que muchos países enfrentan en la vida real.
Mientras los jugadores construían sus ciudades, la inteligencia artificial del juego detectó que los precios de las propiedades subían hasta niveles inaccesibles para la mayoría de los ciudadanos virtuales.
La respuesta de la IA fue innovadora: eliminó la posibilidad de que los jugadores fueran propietarios de más de una vivienda. Esto implicó que la figura del alquiler dejara de existir, y los ciudadanos virtuales solo podían comprar una propiedad para vivir. Esta medida provocó que los precios de las viviendas cayeran drásticamente, haciendo que más ciudadanos pudieran acceder a una propiedad.
Si bien la medida aplicada en el videojuego es extrema y no necesariamente aplicable en la realidad, muestra cómo las dinámicas de propiedad y especulación pueden afectar la asequibilidad.