Bill Nelson, titular de la NASA, ha hecho hincapié en este sentido, al señalar la urgencia de que México impulse el marco jurídico del sector espacial.
“En su visita al país del año pasado, Nelson dijo que Estados Unidos tiene varios proyectos en esta materia, pero no puede confiarlos a cualquier nación, pero sí a México. Por eso urgió a los senadores a regularizar al sector espacial para desarrollar tecnología y bases de lanzamiento propias”, reveló Roberto Briano, exdiputado del partido Morena en la LXV Legislatura y uno de los impulsores del proyecto de Reforma Constitucional en materia Espacial que le daría las herramientas necesarias al país para materializar las inversiones, que hasta ahora han quedado detenidas.
La Reforma Espacial Mexicana
Desde 2022, especialistas de la industria espacial han empujado el proyecto de Reforma Constitucional llamada ‘Actividades del espacio ultraterrestre, la luna y otros cuerpos celestes’ que busca modificar los artículos 28 y 73 de la carta magna para que en el primer caso, el sector espacial sea considerado como actividad estratégica y prioritaria del Estado, mientras que con el cambio del segundo artículo, el Congreso determine el marco regulatorio con el que el país y privados operarán en el sector.
El proyecto de reforma espacial fue aprobado por la Cámara de Diputados en abril del año pasado, pero la coyuntura política de las elecciones presidenciales del país frenó su discusión en el Senado. Sin embargo, la aprobación de la reforma se ha vuelto indispensable para concretar una de las grandes apuestas de la mandataria, Claudia Sheinbaum: impulsar a la industria espacial.
Dentro del Plan México, la mandataria ha considerado al sector como clave para impulsar la economía del país, mediante diseños propios y la fabricación nacional de componentes de una constelación de satélites de observación y motores. La meta es incrementar 10% el contenido local de esta industria para su exportación.
El sector espacial es una de las industrias más dinámicas en la actualidad. Se prevé que para 2035 la economía del sector alcance los 1.8 billones de dólares. Gracias al avance de las tecnologías espaciales, según el Foro Económico Mundial.
Roberto Briano, quien también es ingeniero aeroespacial, reconoció que México afronta un retraso histórico en esta industria, pero la coyuntura política y comercial de impulsar lo nacional, obliga al país a convertirse en un desarrollador de este tipo de tecnología. La aprobación de la reforma espacial dotaría al gobierno de las herramientas que faltan para captar inversiones extranjeras, pero sobre todo, sentaría las bases para que el país impulse sus propios diseños y tecnologías en este sector.
“México necesita meterse a esta dinámica porque tenemos al consumidor número uno en actividades espaciales, Estados Unidos. Pero también para que poco a poco se vuelva soberano tecnológicamente hablando para ya no depender tanto de otros países”, dijo Briano.
Briano asegura que al volver prioritaria a la industria espacial en el país, se le da cabida al Estado para invertir en este tipo de infraestructura, pero también a los privados, generando un ambiente propicio para el impulso de diseños e infraestructura espacial propia, y sobre todo proteger las patentes nacionales.
México, hasta ahora, se ha colocado como una nación manufacturera del sector. Por ejemplo, 20 de los componentes para satélites de la constelación Starlink, como las cámaras de combustión de motores Raptor de SpaceX, son fabricadas en Monterrey y Chihuahua, pero ninguno lleva el sello ‘Hecho en México’.
“Sólo nos han visto como manufactureros. Nada de lo que se fabrica aquí se queda, al contrario, todo se va. Necesitamos que haya transferencia tecnológica, como lo hace China y que le ha permitido crecer muchísimo. China da permiso de desarrollar productos pero a cambio de dejar maquinarias y enseñar procesos con la finalidad de aprender a desarrollar tecnología”, apunta el ingeniero aeroespacial.
La industria mexicana no ha logrado absorber la tecnología ni el conocimiento de las empresas extranjeras asentadas en el país y utilizarla para desarrollar tecnología propia. “Pero si se aprueba la reforma espacial, este aspecto se tendría que revisar muy bien en las leyes secundarias;” dice.