Además, es más grande (7.9 pulgadas) que la versión OLED de Switch 1, cuenta con controles (joy-con) de mayor tamaño y más resistentes, aumento de capacidad a 256 GB y, entre otras cosas, cuenta con un procesador Nvidia especialmente diseñado para la consola que permite jugar en modo 4K en el televisor y permite tener una imagen más nítida y fluida a partir del uso de Inteligencia Artificial.
Por otra parte, el precio de los videojuegos ha generado más descontento. Mario Kart. World y Donkey Kong. Bananza, costarán 80 y 70 dólares, respectivamente, algo que no fue bien recibido, pues representa superar una barrera de 60 dólares que la industria había mantenido durante años.
De acuerdo con declaraciones del CEO de Nintendo of America, Doug Bowser, “siempre buscamos tener nuestros productos disponibles para un conjunto más amplio de consumidores, pero también tenemos que asegurarnos de cubrir el costo de desarrollo y de fabricación”, explicó.
Incluso destacó que el valor de los juegos desarrollados por la propia Nintendo pueden variar según elementos como su duración y rejugabilidad. “Mario Kart. World, por ejemplo, será algo que la gente jugará por años en solitario, con amigos, con su familia. Así que con toda esa duración y tiempo, es un buen valor”, afirmó el ejecutivo.
Para la compañía japonesa, entonces, no existe un punto de referencia único para sus videojuegos y cada caso se analiza de forma individual para establecer un precio que consideran justo.
Los crecientes costos en la industria de los videojuegos
Esa postura resulta problemática para la economía de los usuarios, pues representa un cambio de paradigma que se había advertido desde hace un año. Según declaraciones de Matthew Karch, director general del estudio Saber Interactive, el costo de los 60 dólares ya es insostenible para la industria, debido a los altos costos de desarrollo.
De hecho, el especialista apuntó en una entrevista con IGN que incluso los 70 dólares podrían ser insuficientes para cubrir el desarrollo de títulos cada vez más ambiciosos, tanto en su duración como en su jugabilidad.
“Creo que a medida que los juegos se vuelven más caros de hacer, el precio de 70 dólares seguirá el camino del dodo (la extinción). Simplemente no creo que sea sostenible”, comentó durante la conversación.
Por su parte, Lars Wingefors, director general de Embracer Group (responsable de la saga Fatal Fury) coincide tanto con Karch como con Bowser, respecto a que el precio de los videojuegos en este momento varía.
“El precio de estos productos ha sido el mismo durante muchos años”, dijo en entrevista para GameIndustry.biz, “lo que significa que el margen para tener éxito es menor y, además, hay un mayor costo de capital”.