Al igual que Estados Unidos ha mostrado preocupaciones en torno a las herramientas chinas para la seguridad nacional, a los funcionarios del gigante asiático les genera tensión que los chips de Nvidia tengan capacidades de rastreo de localización y apagado remoto.
“El H20 no es un producto militar ni para infraestructura gubernamental”, dijo Nvidia en un comunicado, donde también agregó que China tiene amplio suministro de chips locales “y no dependerá o ha dependido de chips estadounidenses para operaciones de gobierno”.
Tanto el H20, como el MI380, de AMD, tienen menores capacidades y potencia de cálculo que las ofertas más avanzadas de ambas compañías, pero precisamente se fabricaron así para superar las restricciones que el gobierno de Joe Biden había impuesto a las exportaciones de tecnología a China.
A pesar de ello, son semiconductores capaces de llevar a cabo procesos de inferencia en los modelos de IA, es decir, el segmento en donde las herramientas reconocen patrones a partir de los datos con que se entrena y saca conclusiones.
Es por ello que las alternativas occidentales se han hecho muy populares entre las tecnológicas chinas, y entre algunos de los clientes están Alibaba o Tencent, mientras que Huawei está en el proceso de fabricar y distribuir su propio producto.
Para minimizar el impacto del regreso de los chips a China, Trump dijo que el H20 era “obsoleto” y que no permitiría el envío de la tecnología Blackwell, que es la más avanzada, sin una disminución de entre el 30 y 50% de rendimiento.
Un impuesto a las exportaciones que vale el riesgo asumir
Como parte del acuerdo para volver a vender en China, Nvidia y AMD deben pagar el 15% de sus ingresos por la venta de chips a Estados Unidos, una medida que ha sido calificada como un impuesto a las exportaciones y, por lo cual, los funcionarios están revisando su legalidad e implementación.
A inicios de año, el director ejecutivo de Nvidia, Jensen Huang, afirmó que la expulsión del mercado chino representaba una dura pérdida para la empresa, pues estimó que el valor de mercado de la IA en ese país superará los 50,000 millones de dólares en los siguientes dos o tres años.