Este segundo procesador está diseñado para centros de datos de hiperescala, proveedores de la nube y empresas de telecomunicaciones. Asimismo, permite a las organizaciones escalar cargas de trabajo, reducir los costos de energía e impulsar servicios más inteligentes.
Más allá de aspectos técnicos –que marcan una evolución en la estrategia de la firma para emparejar a la competencia– el elemento más importante es el hecho de que son los primeros sistemas en chip (SoC) para clientes basados en Intel 18A, el nodo de 2 nanómetros de Intel desarrollado y fabricado por completo en Estados Unidos, específicamente en Arizona y Oregon.
Este proceso es una de las principales apuestas de Intel para recobrar liderazgo en la industria de semiconductores –dominada por TSMC y Samsung–, y aunque tiene mayor relevancia debido a la adquisición del 10% que hizo el gobierno de EU en la empresa, se trata de una iniciativa que llevaba tiempo gestándose.
En 2021, la compañía anunció la construcción de la Fab 52 en Arizona, donde se producen los chips, a partir de una inversión de 20,000 millones de dólares, con la finalidad de rebalancear la cadena de suministro de chips y depender en menor medida de Asia, una estrategia que ahora tiene mayor impulso debido a las políticas arancelarias de Trump.
Y es que si bien TSMC, el mayor fabricante de chips de todo el mundo –y cuyos clientes de mayor perfil son Apple, Nvidia y Qualcomm, entre otros– exentó los aranceles propuestos por el mandatario, Intel es la empresa que más impulso recibe por parte del gobierno para llevar la fabricación de componentes a gran escala a Estados Unidos.
Un nuevo proceso para atraer nuevos clientes
Durante el evento anual Intel Tech Tour 25, la compañía hizo énfasis en el rol que tendrá el proceso de fabricación 18A, pues se trata del nodo más avanzado a nivel tecnológico disponible dentro de Estados Unidos, algo que puede resultar atractivo para potenciales clientes que requieren de lo último en tecnología para sus procesadores.
Las innovaciones clave en Intel 18A incluyen RibbonFET, una nueva arquitectura de transistores que permite un empaquetado más ajustado y una conmutación más eficiente para mejorar el rendimiento y eficiencia energética, además de PowerVia, un sistema de suministro de energía por la parte trasera que mejora el flujo de energía y la entrega de señal.
Esto se traduce en algunas ventajas para el rendimiento de los procesadores, como reducción del 30% en la pérdida de energía del paquete al transistor, aumento del 10% en la densidad del chip y una mejora del 15% en el rendimiento por vatio, o más del 25% de reducción de energía, haciendo que la batería de los dispositivos duren más, se calienten menos e incluso un mejor rendimiento en aplicaciones de alta exigencia.
Asimismo, este proceso de fabricación integra un enfoque basado en módulos, el cual permite una flexibilidad para soportar múltiples configuraciones de cómputo. Panther Lake, por ejemplo, utiliza la desagregación para separar el módulo del GPU y el de cómputo, permitiendo que los gráficos escalen independientemente, dando una mejor experiencia a los usuarios.
A diferencia de los procesadores de generaciones anteriores, que se basan en matrices monolíticas, es decir, todos los componentes (CPU, GPU, E/S) se implementan en una sola placa, esta familia de procesadores está desagregada para implementar los diferentes componentes, aprovechar los procesos de fabricación existentes, manufacturarse por separado y luego unirse en un sustrato para construir el dispositivo.
Esto también permite activar y desactivar cada chipset individualmente, optimizando el consumo de energía, y tener diferentes procesos optimizados para las necesidades de rendimiento de ese silicio, lo cual permite crear variaciones específicas para cada mercado y es por ello que forma parte integral de la estrategia de recuperación de clientes de Intel.
En una computadora, eso significa que si el usuario navega en internet o escribe un documento, el chip puede apagar partes que no están en uso, reduciendo el consumo eléctrico y el calor. Pero si abre un juego o una aplicación de inteligencia artificial, esas partes se reactivan automáticamente para ofrecer más potencia.
Además, esta arquitectura permite que cada chip se ajuste a distintas necesidades de rendimiento, es decir, Intel puede fabricar variantes del mismo diseño adaptadas a diferentes mercados, desde laptops ultraligeras que priorizan eficiencia energética hasta estaciones de trabajo o servidores que buscan máxima potencia.
Esa flexibilidad forma parte de la estrategia de recuperación de Intel, porque le permite competir mejor frente a rivales como AMD o Apple, ofreciendo chips más personalizados, eficientes y adaptados a cada segmento del mercado.