La compañía quiere que la comunidad mexicana utilice cuartos libres, estudios, segundas viviendas o incluso espacios subutilizados para absorber la demanda temporal que generará el torneo.
El precedente más cercano que tiene Terral ocurrió durante los Juegos Olímpicos de París 2024, donde la plataforma reportó incrementos significativos tanto en huéspedes como en anfitriones, ya que la oferta de anuncios activos creció alrededor de 40% y las reservas se multiplicaron frente al mismo periodo un año antes.
Esto significó que muchos parisinos decidieron irse fuera de la ciudad, mientras rentaban sus departamentos o cuartos, fenómeno que se puede replicar en las ciudades mundialistas, como Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey.
Airbnb calcula que durante el torneo recibirá más de 90,000 viajeros sólo a través de su plataforma y que estos generarán alrededor de medio millón de noches reservadas. Además, estima una derrama económica total de 560 millones de dólares, si se toma en cuenta hospedaje, experiencias y gasto turístico indirecto.
La empresa proyecta que el efecto no será efímero, pues según sus modelos, 65% de los visitantes internacionales regresarán al país en los próximos cinco años, lo que sumaría otros 240 millones de dólares a la economía nacional.
“Vamos a ser anfitriones no solo del Mundial, sino de las personas que aman este tipo de eventos”, precisó Terral. Para él, la clave está en la hospitalidad mexicana y en la posibilidad de que los viajeros regresen atraídos por experiencias positivas que van más allá del futbol.
Durante su evento de fin de año, la empresa dijo que el país atraviesa un momento histórico para el turismo, impulsado por viajeros nacionales: 70% de quienes usan la plataforma para reservas en el país son locales, más de un millón lo usaron por primera vez el año pasado y 90% lo hizo para viajar dentro del país.
La expansión del turismo doméstico ha llevado a que 50 destinos recibieran su primera reserva y que uno de cada cuatro viajes ocurra en zonas rurales. Con ello, Airbnb sostiene que está contribuyendo a democratizar el viaje, distribuir beneficios en más comunidades y activar nuevas economías regionales.
Esta inercia, dice Eduardo Ríos, director de estrategia y operaciones de Airbnb, continuará y prevén que a ella se sumen la visita de viajeros con motivo del Mundial de 2026, una oportunidad “que se da una vez por generación” para México.
A diferencia de París 2024, donde la infraestructura turística, la regulación del alquiler a corto plazo y el transporte público estaban ya altamente profesionalizados y sometidos a controles estrictos, México enfrenta un escenario más complejo para absorber la demanda extraordinaria del Mundial 2026.
Las tres ciudades sede —Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey— presentan disparidades profundas en capacidad hotelera, movilidad urbana, disponibilidad de vivienda y marcos regulatorios sobre plataformas como Airbnb.