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La meta de México en semiconductores requiere décadas, no un sexenio

El plan para levantar una fábrica de chips hacia 2030 enfrenta retos de inversión, talento y cadena de suministro. México tiene ventajas para sumarse, pero necesita una estrategia a largo plazo.
mar 09 diciembre 2025 05:00 PM
La industria de chips en México necesita décadas de desarrollo
Actualmente, México “no ‘pinta’ en el mapa (de semiconductores) porque no estamos preparados”. (Jose Luis Gonzalez/REUTERS)

Ser parte fundamental de la industria de fabricación de los chips no es algo sencillo para una nación entera y requiere de proyectos con visión de 30 a 40 años, sostiene el doctor José Luis Jauregui, catedrático de posgrado en CETYS Universidad y especialista en semiconductores. Para él, un plan de esta magnitud no será posible en un sexenio.

A inicios de este año, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció la iniciativa para levantar una fábrica de chips hacia 2030. Si bien Jauregui lo describe como una “buena intención”, también resalta que un periodo de seis años no es suficiente para lograrlo, además de que requiere inversiones de más de 500,000 millones de dólares.

Como ejemplo señala a Taiwán, la nación más importante del sector y cuya historia con los chips comenzó en la década de 1970, cuando el gobierno de ese país decidió diversificar su economía hacia la tecnología, un movimiento que tuvo su momento clave en la fundación de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) en 1987.

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Dicha estrategia funcionó gracias a la colaboración con otras empresas, especialmente aquellas de la región asiática que se convirtieron en las proveedoras de las principales materias primas y componentes básicos para la fabricación de chips, así como otras europeas que proveían la tecnología de litografía para dibujar la microarquitectura de los chips.

Fue así como TSMC se convirtió en el principal fabricante de chips para empresas estadounidenses, como Nvidia o Apple, las cuales se concentraron en el diseño de los componentes al no contar con los fondos para construir sus propias plantas de fabricación.

Para Jauregui, si se mantiene una visión de largo plazo en los chips, México puede jugar un papel similar al de Taiwán y convertirse en un complemento de la industria que se está desarrollando en Estados Unidos, particularmente en Arizona, donde ya existen dos nuevas fábricas, una de Intel y otra de TSMC.

México no 'pinta' en el mapa de semiconductores

De acuerdo con el experto, quien tiene contacto con la industria global, actualmente México “no ‘pinta’ en el mapa (de semiconductores) porque no estamos preparados”. Si bien resalta que el país tiene un papel importante en la manufactura de automóviles y electrodomésticos, no es así en semiconductores, ya que no se cuenta con un ecosistema que provea de todos los insumos necesarios antes de fabricar y eso es algo que se debe atener para fortalecer el ecosistema nacional y el de EU.

Otro de esos componentes también es el talento. Actualmente, Estados Unidos tiene un déficit de 27,000 ingenieros en semiconductores, por lo que México se puede convertir en una talento tanto para las necesidades locales como las del extranjero, señala Jauregui y como ejemplo de esa situación cita el caso de TSMC, que para la planta de Phoenix tuvo que importar talento desde Taiwán.

En ese sentido señala la importancia de trabajar en identificar las universidades y centros tecnológicos con carreras técnicas e ingenierías en chips para detectar tanto la demanda como la oferta de especialistas y así seguir incentivando la inversión a nivel nacional.

“México tiene la gran oportunidad de ser un jugador clave, pero el gobierno debe entender que la oportunidad es ahora y no se trata sólo de poner dinero, sino facilitar el camino a las empresas para ser un polo de manufactura”, destaca.

De cara a la renegociación del TMEC, la industria de los chips será un tema prioritario, pues el país tiene una serie de ventajas sobre competidores asiáticos, como la cercanía con Estados Unidos, además de que existe la intención por participar de forma más profunda en la cadena de suministro.

En este sentido, Jauregui puntualiza que México puede comenzar la construcción formal de una planta de chips el próximo año y en cuatro años “tener un volumen pequeño pero constante de fabricación de semiconductores”, aunque no en la manufactura de obleas, sino en la etapa de ensamblaje, pruebas y empaque (ATP, por sus siglas en inglés).

“Las empresas no buscan el financiamiento directo”, concluye Jauregui, “pero sí las facilidades” para entrar al mercado y desarrollar esta industria es un tema obligatorio para la autosuficiencia tecnológica de México.

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