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¿Por qué algunos de los más grandes pintores recurrieron al blanco y negro?

Desde Jan Van Eyck, Rembrandt e Ingres, hasta Degas, Picasso y Gerhard Richter, los artistas han creado, y recreado, imágenes en en blanco y negro para destacar su trabajo.
sáb 11 noviembre 2017 07:20 AM
Célestin Joseph Blanc, "Head of a Girl" (1867)
Célestin Joseph Blanc, "Head of a Girl" (1867) Por siglos, los pintores han despojado de color su arte como una manera de realzarlo. (Foto: CNN)

Imagina poder ver todos los colores del espectro, y luego solo ver blanco y negro. Pensarías que te pierdes algo, que el gris es solo una visión simplificada y limitada de la realidad.

Pero durante siglos, los pintores han despojado de color su arte, a propósito, para hacerlo más matizado y complejo. Desde Jan Van Eyck, Rembrandt e Ingres, hasta Degas, Picasso y Gerhard Richter, los artistas han creado, y recreado, imágenes en monocromo para resaltar su trabajo.

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"La gente piensa que los artistas abstractos del siglo XX fueron los que recurrieron al negro o al blanco, pero a lo largo de los siglos pintores que eran grandes coloristas eligieron restringir drásticamente sus paletas", señaló Lelia Packer, co-comisaria de la primera gran exposición en explorar el tema.

Con alrededor de 70 pinturas, muchas de ellas en préstamo de instituciones y colecciones privadas de todo el mundo, la muestra denominada "Monochrome: Painting in Black and White", de la National Gallery de Londres, prueba cuánto se gana con la ausencia de color.

Una tradición artística

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Esta historia comienza, como tantas otras en el arte occidental, con la iglesia. En el siglo XII, los monjes cistercienses limitaban la cantidad de color utilizado en las vidrieras para reducir la estimulación sensorial y fomentar una adoración más meditativa. Unos siglos más tarde, a principios del Renacimiento nórdico, los devotos colocaban telas sobre sus vibrantes y coloridos retablos durante la Cuaresma.

Los miembros más afortunados pudieron esconder de la vista su arte ricamente coloreado con protecciones pintadas en grisalla, imágenes compuestas por tonos grises o neutros. Es posible que estos paneles exteriores no ostentaran los brillantes pigmentos de las obras de arte que ocultaban, pero también eran gozosos a la vista.

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Una de las primeras obras de la exposición, un conjunto de paneles exteriores de roble para un retablo portátil del maestro flamenco Hans Memling, presenta dos imágenes en grisalla laboriosamente representadas para semejar estatuas de piedra cincelada. Imitar las esculturas era una solución inteligente al desafío de abandonar el color.

Marlene Dumas, "The Image as Burden" (1993)
Algunos pintores eligen pintar en blanco y negro para demostrar sus habilidades.

Pero también fue una práctica en el corazón de la acalorada rivalidad entre pintores y escultores durante el Renacimiento italiano, según Packer.

"Hubo un famoso debate llamado el paragone: una comparación entre las artes", dijo. "Miguel Ángel y Leonardo escribieron al respecto. Básicamente, los escultores criticaban a los pintores por solo poder representar en dos dimensiones".

Los pintores respondieron usando el monocromatismo para mostrar cómo el juego de luz y sombra da volumen a la forma. El veneciano Tiziano llevó esta idea al extremo en la pintura "La Schiavona" (circa 1510--12), que muestra a una mujer de pie al lado de lo que parece ser un busto de su propio perfil tallado en piedra.

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Con los años, las esculturas simuladas pintadas se convirtieron en ilusiones ópticas utilizadas en el diseño de interiores: imitaban la piedra sin el costo. Pero los artistas conocían otras formas para impresionar en blanco y negro.

De hecho, algunos pintores decidieron reproducir en monocromo pinturas en color como una forma de presumir, muy probablemente ante otros artistas. Demostraba que tenían la habilidad necesaria para dominar la luz y la sombra sin color.

Años después de completar su provocadora "Grande Odalisque" (1814), una de las más famosas mujeres desnudas de todos los tiempos, el maestro neoclásico francés Jean-Dominique Ingres tradujo la imagen en blanco y negro para demostrar su dominio del sombreado.

Jean-Auguste-Dominique Ingres, "Odalisque in Grisaille" (about 1824-34)
Jean-Dominique Ingres creó una imagen en blanco y negro para demostrar su dominio del sombreado.

"Era una forma de comprender mejor la caída de la luz en una variedad de superficies", comentó Packer.

Modernismo en monocromo

A medida que el grabado se fue extendiendo en los siglos XVI y XVII, los artistas comprendieron que replicar sus pinturas significaba llegar a un público más amplio. Por tanto los pintores comenzaron a transformar obras maestras policromáticas en blanco y negro como una guía para los grabadores, que necesitaban traducir las imágenes en diseños lineales para la imprenta.

Pero en el siglo XX, el lado opuesto de esta práctica surgió cuando artistas como Picasso, Warhol y Richter comenzaron a trabajar en blanco y negro para imitar la producción masiva de la imprenta mecánica.

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Picasso imitó el papel prensa en pinturas como "Guernica" (1937). Pero también limitó su paleta mientras imitaba a los maestros españoles en obras como “Las Meninas (Infanta Margarita María)” de 1957, parte de una serie de 58 cuadros inspirados en el pintor Diego Velásquez. Reducir la escena a blanco y negro la dramatiza con marcado contraste y líneas oscuras y frenéticas.

"Pinta muy rápidamente", dijo Packer. "Está respondiendo a su gran predecesor y tratando de superarlo. Tiene que ver con competir".

Y ninguna exposición sobre arte monocromático estaría completa sin obras de algunos radicales del siglo XX como Frank Stella, que cubrió lienzos con líneas de pintura de esmalte negro para mostrar que no son ventanas ilusorias sino objetos, o Jasper Johns, que pasó al gris símbolos familiares (como la bandera estadounidense) para darles rareza y hacerlos, por lo tanto, irónicamente, más visibles.

Este último artista está representado por un collage de 2007 que evoca losas pintadas en contraventanas de madera, un improbable pariente contemporáneo de los retablos de siglos pasados.

Frank Stella, "Tomlinson Court Park I" (1959)
La ausencia de color en la pintura abstracta suele usarse para maximizar el impacto.

Una sorprendente explosión de color amarillo despide a los visitantes al final de la exposición. Es una recreación de "Room for One Color" (1997), una instalación inmersiva realizada por el artista islandés-danés Olafur Eliasson, quien colgó luces de color amarillo mostaza en una habitación vacía pintada de blanco.

"Todo lo que toca la luz se transforma en tonos de gris", explicó Packer. "Así es como tu ojo percibe el color".

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El propósito, como lo explica Eliasson en el catálogo de la exhibición, es hacer que el ojo del espectador vea más de lo que suele ver. Nuestros ojos, escribe, "pueden detectar más tonalidades de gris en una fotografía en blanco y negro que tonalidades de color en una imagen en color".

Es como una especie de superpoder que los artistas, al parecer, han tenido durante siglos.

"Monochrome: Painting in Black and White" estará en la National Gallery de Londres hasta el 18 de febrero de 2018.

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