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Cómo un recordatorio macabro de la muerte se volvió un símbolo del Renacimiento

La metáfora de la calavera anónima, desprovista de todos los marcadores de identidad, era omnipresente, y podía tomarse como un consuelo o una advertencia, dependiendo de la posición social.
vie 17 noviembre 2017 01:30 PM
Historia
Historia Durante finales de la Edad Media y principios del Renacimiento, las tallas de marfil que representaban un rostro humano en un lado y una calavera en el otro eran coleccionables codiciados. (Foto: Cortesía Victoria and Albert Museum)

Pueden parecernos mórbidas según los estándares actuales, pero a comienzos del siglo XVI eran el último grito de la moda: calaveras talladas en marfil por un lado, con su respectivo rostro humano por el otro, símbolos de estatus, riqueza y la inminencia de la muerte.

Comúnmente conocidas como "memento mori", estas piezas toman su nombre de una frase latina (que significa "recuerda que morirás") que dominaba el pensamiento popular durante la Baja Edad Media y el Renacimiento temprano. Eran coleccionadas por las élites sociales en Francia, Alemania, Bélgica y los Países Bajos, desde comerciantes en ascenso a los monarcas más poderosos.

Instituciones de todo el mundo, entre ellas el Victoria and Albert Museum de Londres y el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, han aportado ejemplos de estas tallas para formar una impresionante colección que ahora se exhibe en el Bowdoin College Museum of Art en Brunswick, Maine.

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Stephen Perkinson, profesor de historia del arte en Bowdoin College y comisario invitado de la exposición "The Ivory Mirror: The Art of Mortality in Renaissance Europe" (El espejo de marfil: el arte de la mortalidad en la Europa del Renacimiento), describe las quince piezas en exhibición como "obras maestras en miniatura".

"Tienen un mensaje básico, que es el mensaje memento mori: recordar al espectador que todos somos mortales y que, al final, la muerte nos iguala a todos", dijo en una entrevista telefónica. "Lo interesante de estos objetos es que el tema no explica su complejidad, su interés".

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Ambos lados
Dos vistas de "Rosary Terminal Bead with Lovers and Death's Head" (c.1500-1530), atribuida a Chicart Bailly de París.

Un signo de riqueza

Aunque los siglos XV y principios del XVI -cuando se fabricaron la mayoría de estas piezas- eran tiempos de relativa estabilidad social y política, el memento mori de marfil era parte de un momento cultural más amplio que hacía hincapié en la humildad, la reflexión y la obligación moral.

Los predicadores itinerantes daban sermones sobre la mortalidad a los campesinos en los cementerios de París, la clase trabajadora compraba grabados sobre el tema (algunos de los cuales figuran en "The Ivory Mirror") y los ricos tenían sus esculturas de marfil.

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"En muchos aspectos, las personas vivían mejor entonces", dijo Perkinson. "De alguna manera, estas cosas no son una respuesta a la fragilidad de la vida, sino más bien a las comodidades que sentía la gente, son una forma de decir: 'No te dejes atrapar por las formas en las que tu vida es mucho mejor que la que tuvieron tus abuelos".

"Son una respuesta al hecho de que las personas pueden distraerse de su fe, de sus deberes morales. Pueden distraerse obsesionándose con los lujos y tesoros en lugar de recordar la fragilidad de la vida".

Si uno se detiene a pensar, parece inevitable, aunque irónico, que estas piezas de marfil se convirtieran en los mismos artículos de lujo contra los que alertaban. El uso de marfil sugiere un comercio de grandes distancias y un gusto por lo exótico, mientras que la sorprendente precisión anatómica (que según Perkinson refleja "información sobre la estructura ósea que para aquella época era conocimiento de vanguardia") seguramente atrajo a coleccionistas que buscaban mostrar su mundanalidad tanto como su riqueza, tal como hoy lo haría un reloj suizo con correa de cocodrilo.

Más allá de la religión

Pero la metáfora de la calavera anónima, desprovista de todos los marcadores de identidad, era omnipresente, y podía tomarse como un consuelo o una advertencia, dependiendo de tu posición social.

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"En aquella época la gente estaba muy obsesionada con esta idea de que tu identidad individual se expresa a través de tu rostro y tu apariencia: tu vestimenta, tu heráldica y las insignias de tu cargo... (Entonces) ese mensaje de que, al final, todos son indistinguibles e iguales en cierto nivel, de que las diferencias sociales se borran, es bastante poderoso ", dijo Perkinson.

Muestra
Quince de estas tallas de marfil están ahora en exhibición en "The Ivory Mirror: The Art of Mortality in Renaissance Europe", una exposición en el Bowdoin College Museum of Art en Brunswick, Maine.

Si bien este mensaje reforzó los sentimientos cristianos de la época, Perkinson cree que el memento mori trasciende la religión, abordando preguntas fundamentales sobre la moralidad y obligando a las personas a pensar sobre sus acciones en la Tierra. Incluso si hoy no discutimos la muerte abierta o llanamente, esta preocupación permanece, dijo.

"Una de las cosas interesantes de esta exposición es que hemos recibido personas de diferentes tradiciones religiosas y hemos tenido personas que no profesan ninguna confesión en particular", dijo Perkinson. "Ha resonado en ellos más allá de las cuestiones de fe o cualquiera de esas cosas. Es un conjunto de problemas que las personas, casi todas, están pensando en algún nivel, y encuentran que esta información es tranquilizadora”.

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"La gente ha lidiado con ella (la muerte) durante mucho tiempo, y es algo que no se puede evitar al final. La pregunta es: ¿qué haces con eso?"

"The Ivory Mirror: The Art of Mortality in Renaissance Europe" se expone en el Bowdoin College Museum of Art hasta el 26 de noviembre de 2017.

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