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Cómo enseñar a los niños el espíritu deportivo

Una forma de ayudar a un niño a aprender cómo perder y ganar es mantener los juegos y las competiciones en perspectiva, aconsejan expertos.
vie 15 diciembre 2017 01:00 PM
espíritu deportivo
Cambio de perspectiva En lugar de centrarnos en los resultados, deberíamos centrarnos en el proceso con nuestros hijos, alentándolos a pasar página con cada jugada y cada juego, aconsejan expertos. (Foto: FatCamera/Getty Images)

Nota del editor: Kelly Wallace es corresponsal digital de CNN y editora para familia, carrera y vida. Lee sus otras columnas y síguela en Twitter @kellywallacetv .

(CNN) – "Ese equipo apesta"; "esos árbitros son basura"; "ojalá nunca me hubiera apuntado al equipo".

Esos son algunos de los comentarios que recibimos cuando le pedimos a un grupo de estudiantes de primaria y secundaria que demostraran antideportividad o un mal espíritu deportivo. Si has estado cerca de niños en un entorno deportivo, sin duda has escuchado comentarios como esos, y mucho peores.

Perder no es fácil para muchos niños, y ganar con gracia puede ser aún más difícil en ciertos aspectos, por tanto debemos preguntarnos: ¿qué pueden hacer los padres para enseñar a sus hijos el buen espíritu deportivo?

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La regla número uno parece bastante simple, pero a menudo es pasada por alto por los padres que viven a través de sus hijos. Los padres deben dar el ejemplo del comportamiento que quieren ver en sus hijos, dice John O'Sullivan, autor de "Changing the Game: The Parent's Guide to Raising Happy, High Performing Athletes, and Giving Youth Sports Back to our Kids".

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"Los niños no son muy buenos para escuchar, pero son fantásticos para imitar", explicó O'Sullivan, fundador del proyecto Changing the Game Project, que busca "devolver la diversión al juego".

"Por tanto, si quieres que tus hijos muestren buen espíritu deportivo, tú también muéstralo. Si no quieres que tus hijos les griten a los árbitros, no les grites a los árbitros".

O'Sullivan, exjugador de futbol universitario y profesional, dijo que mientras entrenaba al equipo de futbol de su hija de 11 años, el entrenador rival gritó a sus jugadoras que lastimaran a una de las niñas de O'Sullivan.

"Me volví hacia él y le dije: '¿Hablas en serio? ¿Le estás diciendo a una niña de 11 años que intente hacerle daño a otra niña de 11 años? ¿Qué pasa contigo?'"

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Cuando hablamos con los niños de nuestro sondeo, la mayoría de ellos, estudiantes de la Escuela Primaria Lincoln en Caldwell, Nueva Jersey, nos dieron mucha información sobre cómo los padres son a veces los más antideportivos.

"A veces, hay un padre que a cada jugada, incluso cuando el otro equipo está arriba por 30, grita '¿por qué hiciste eso?' desde las gradas, y ni siquiera es el entrenador", dijo Lance Jenkins, quien comenzó la secundaria en septiembre.

Al preguntarles qué impacto podrían tener en sus hijos los padres que no exhiben buen espíritu deportivo, Toniann Garruto, que está en quinto grado, dijo que los niños tampoco tendrán buen espíritu deportivo.

Es difícil saber si la deportividad de los niños y los padres ha empeorado desde hace décadas, pero ciertamente se ha vuelto más pública, dijo O'Sullivan. "El mal comportamiento es más público, por lo que cada pelea, cada escaramuza, cada ‘mamá iracunda’ se publica en línea... por lo que parece que ha empeorado".

Si sumamos los insultos y las groserías comunes en los deportes profesionales, sobran los ejemplos para los niños de cómo no comportarse.

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"Si consideras las provocaciones y los comentarios ofensivos a tus oponentes como un pobre espíritu deportivo (yo lo considero), entonces los niños están viendo tu ejemplo, y entonces dicen 'Bien, ellos lo hacen, yo también debería hacerlo, ¿cierto?" expuso O'Sullivan. "Depende de los padres y entrenadores hacer todo lo posible para resolverlo. Eso no es lo que nosotros hacemos aquí... No me importa lo que haga el otro equipo. Eso no es lo que hacemos aquí".

Casey Wescott, que cursa el sexto grado, dijo que si él fuera padre, trataría de enfocarse en modelos a seguir que muestren buena deportividad y le mostraría esos ejemplos a su hijo. "Le muestras a tu niño un video de que ese jugador tiene buena deportividad y le dices ‘¿No quieres ser como, digamos, Stephen Curry? ¿No quieres ser como él?'" dijo Wescott el referencia al jugador de los Golden State Warriors de la NBA.

Grace Szostak, que cursa la secundaria, dijo que si ella fuera madre, les leería a sus hijos algunos libros con valores morales. "A muchos niños les gusta imitar a sus personajes favoritos", dijo, y agregó que también les mostraría programas de televisión o videos de YouTube con buenas conductas.

Una forma de ayudar a un niño a aprender cómo perder y ganar es mantener los juegos y las competiciones en perspectiva, aconsejó O'Sullivan. Es muy probable que el resultado de cualquier partido que juegue tu hijo este otoño se olvide en unos años, dijo. "Cuando les pides a los deportistas que recuerden los puntajes de los juegos... tal vez recuerden un par, pero estos equipos infantiles no van a recordar eso, sin embargo, los padres inician peleas y caen en prisión por insultar al árbitro, y eso es una locura".

nullPara ayudar a que tu hijo aprender a perder, no te dejes atrapar por el momento, dijo.

Y en cuanto a enseñarles cómo ganar y ganar con gracia, recuérdeles cómo se sintieron cuando estaban del lado perdedor. "Lo más importante que siempre le digo a mi equipo cuando está ganando con mucha ventaja es, ‘Saben qué, han estado en el otro lado donde han perdido por mucho. ¿Recuerdan cómo se sentía? Así que no hagan nada que pueda hacer que tu oponente se sienta peor en este momento", dijo O'Sullivan.

Nosotros, padres e hijos, nos enfadamos y nos volvemos antideportivos cuando nos centramos en el resultado, dijo. Cuando estamos ganando y el árbitro hace algo cuestionable, podemos estar bien con eso, pero cuando estamos abajo 1-0 y el árbitro hace eso mismo, enloquecemos. En lugar de centrarnos en los resultados, deberíamos centrarnos en el proceso con nuestros hijos, alentándolos a pasar página con cada jugada y cada juego, dijo O'Sullivan.

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"A menudo, la primera pregunta que hacemos a nuestros niños después de un juego es ‘¿Ganaste?’ Bien, pues eso solo acentúa el resultado. No preguntamos ¿¿Te divertiste? ¿Aprendiste mucho? ¿Fue un buen juego?’ Cosas así, así que cambia esa primera pregunta".

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