Por qué las niñas pueden ser masculinas, pero los niños no pueden ser femeninos
Nota del editor: Elissa Strauss escribe sobre las políticas y la cultura de la crianza.
(CNN) — Este año, para su cumpleaños, mi hijo de cinco años me pidió una sudadera de Mi Pequeño Poni. Él no sabía que se considera ropa para niña, solo sabe que es multicolor, brillante, alada y perfecta, igual que su amado Rainbow Dash. Mi hijo ha pasado sus primeros años en Oakland, California, rodeado en gran medida por adultos que evitan el uso de los sustantivos "niños" y "niñas" a menos que sea necesario. Su mundo es feliz e ignorantemente neutral en cuanto a género.
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Este año entrará a la primaria y yo estaba pensando que tal vez es hora de explicarle que aunque su amor por esta sudadera es natural, mucha gente cree que encontrar un niño con una sudadera de niña es antinatural y no dudarán en hacérselo saber.
La parte más difícil de esta conversación será lo que vendrá después, inevitablemente. Él, un vigilante escrupuloso de la justicia en toda clase de asuntos, preguntará si la gente también cree que hay cosas que una niña no deba ponerse. Por desgracia, tendré que contestarle que no.
Los progresos en cuanto a género: una vía de un solo sentido
Aunque el feminismo ha logrado grandes avances y ha despojado a la niñez de las normas de género, los esfuerzos han estado terriblemente sesgados.
Hoy no hay una sola cosa tradicionalmente masculina que una niña pueda hacer y que suscite la reprobación de la gente. ¿Participar en un equipo deportivo? Más de la mitad lo hace. ¿Jugar con armas de juguete? Nerf tiene una línea especialmente para ellas . ¿Cortarse el cabello muy corto? Celebridades como Katy Perry, Janelle Monae y Scarlett Johansson tienen el cabello muy corto. ¿Qué les interese la ciencia, la tecnología, la ingeniería o las matemáticas? Está de moda . ¿Fingir que son superhéroes? El año pasado, La Mujer Maravilla fue una de las películas de superhéroes más taquilleras de todos los tiempos .
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Por otro lado, no hay una sola cosa tradicionalmente femenina que un niño pueda hacer sin que la gente lo censure. Un niño al que le guste usar joyas o maquillaje, dar vueltas con un tutú o cargar bebés de juguete es, en el mejor de los casos, objeto de conversaciones en voz baja y en el peor, el blanco de los acosadores.
El fenómeno de las "machorras" tiene más de 400 años ; de ser una excentricidad, se volvió modelo a seguir y luego un anacronismo a lo largo del siglo XX; sin embargo, no ha pasado lo mismo con los niños. Si hablas de un niño con una frase que incluya la palabra "niña", probablemente harás que se les hiele la sangre a sus padres, incluso a muchos de los papás feministas que conozco.
nullEs cada vez más frecuente que los padres les pongan nombres de niño a sus hijas , como James y Finn; pocos nos atreveríamos a ponerles Jenn o Sofía a nuestro hijo, porque pobre de él. Las niñas pelearon y se ganaron el derecho de unirse a los Boy Scouts. No creo que los niños puedan entrar a las Girl Scouts pronto. Con todo esto, podrías llegar a la conclusión de que las mujeres la tienen más fácil. Y en ciertos aspectos, así es.
"Las mujeres han cambiado el significado de ser mujer y han aceptado un lienzo humano mucho más amplio. Los hombres siguen pintando en la mitad del lienzo", dijo Michael Kimmer, profesor de Sociología y Estudios de Género, así como autor del libro Guyland: The Perilous World Where Boys Become Men (Tierra de hombres: El mundo peligroso en el que los niños se hacen hombres). "Hoy es perfectamente permisible que las niñas [entren] al mundo de los niños, pero Dios ayude al niño que quiera entrar al otro lado".
Sin embargo, si miramos más de cerca esta revolución de género entre los niños, veremos hasta qué grado se ha inclinado a favor de lo masculino.
Barbie ha sido miembro de las fuerzas armadas, candidata presidencial e ingeniera; los muñecos para niños siguen siendo fuertes y son casi exclusivamente personajes de acción, constreñidos a la batalla. Las películas de Disney han presentado a varios personajes femeninos machos o fuertes y valientes, como Pocahontas, Mulan y Moana. Por otro lado, los personajes masculinos siguen alternando entre brutos e ingenuos.
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Las niñas pueden hojear libros como Strong is the New Pretty (Ser fuerte, la nueva forma de ser bonita), pero no hay ninguna publicación que les diga a los niños que los rasgos típicamente femeninos como cuidar de los demás o interesarse en la belleza (que suele censurarse en el caso de los niños) son una nueva forma de ser fuerte.
A las niñas les han dicho que pueden ser y hacer lo que quieran y en gran medida pueden, sin que las juzguen. Sin embargo —y aquí está el detalle— eso solo es cierto si son físicamente fuertes, si piensan en una carrera y evitan la feminidad tradicional. En pocas palabras, se ganarán el respeto si actúan como niños.
"Es una cuestión de movilidad. Las niñas que actúan como niños suben en la escala social. Los niños que se comportan como cualquier cosa que no sea masculina bajan y se arriesgan a perder su estatus", dijo Kimmel.
Ampliar la definición de 'niño'
El que no haya una infraestructura cultural que respalde a los niños ligeramente femeninos como el mío solo subraya este punto. ¿En dónde están los libros, las películas, los juguetes y los videojuegos que sirven para ampliar suavemente la noción de ser niño, que les permita discreta e indiscutiblemente enorgullecerse de su amor por los corazones rosados con brillantina, los bebés de juguete o cualquier otra cosa que su pequeño corazón desee?
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Una tortuga ninja deslumbrada o una película sobre un pastor que se enamora perdidamente de una princesa ayudarían a que todos los niños se sintieran envalentonados por sus tendencias femeninas.
Richard Gottlieb, fundador y director ejecutivo de Global Toy Experts, así como editor de Global Toy News, dijo que la industria juguetera ha estado bajo más presión para ampliar la definición de juguetes para niñas que para expandir la definición de juguetes para niños. "Casi toda la demanda social ha sido del lado de las niñas", dijo.
Pero no pierde la esperanza. En 2017, la industria juguetera se deshizo de las categorías de "juguete para niño" y "juguete para niña" en sus premios al juguete del año; además, ha aumentado la demanda de muñecas dirigidas a los niños.
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"Creo que va a haber más [juguetes de 'niña' dirigidos a niños o marcados como de género neutral], pero va a ser más adelante", dijo Gottlieb. "Recuerda que se sigue usando publicidad del siglo XX en los jóvenes adultos del siglo XXI. Conforme estos jóvenes adultos suban en la escala, habrá más y más neutralidad de género".
Mi búsqueda de juguetes y contenidos para niños "femeninos" ha dado pocos resultados. Encontré un puñado de libros escritos para niños que no se identifican con ningún género, pero no son lo adecuado para él. Mi hijo se identifica como niño libre y fácilmente. No necesita que lo ayudemos a rechazar la etiqueta "niño", necesita que el significado de esa etiqueta se amplíe.
Lo entiendo. Es aterrador permitir —ya no digamos fomentar— que los niños sean más femeninos. Queremos que nuestros niños sigan siendo niños porque el poder sigue yaciendo en la masculinidad. Queremos que nuestras niñas sean más como niños por la misma razón. Pero aunque el método para buscar la igualdad de género ha funcionado, no nos puede llevar muy lejos.
nullEn su más reciente libro Mujeres y poder: un manifiesto (Ed. Crítica, 2018), Mary Beard anima a los lectores a analizar nuestras nociones de poder, particularmente aquellas hostiles a las conductas y las experiencias tradicionalmente relacionadas con las mujeres. "Si no se percibe a las mujeres como totalmente pertenecientes a las estructuras de poder ¿no será que lo que necesitamos redefinir es el poder y no a las mujeres?", escribe.
Ampliar el perímetro de lo que significa ser niño sería muy bueno para empezar a redefinir el poder. Como otras personas han propuesto , ayudaría a vacunar a los niños contra el estoicismo y la agresión que algunos sufren en su adolescencia.
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Raewyn Connell, autora del libro Masculinities (Masculinidades), dijo que muchos adolescentes siguen creyendo que tienen que evitar dar muestras de debilidad o feminidad. Esto alimenta la homofobia porque identifican a los hombres gays con las partes que sienten que tienen que suprimir en su personalidad. "En el caso de los adolescentes, la búsqueda de respeto y reconocimiento suele desembocar en despliegues exagerados de masculinidad dominante: el héroe deportivo, el primer chico del grupo que fuma, el acosador de la escuela, etc.", dijo Connell. Esto suele acompañarse de "un rechazo tajante de las 'cosas de niñas'".
Ampliar lo que significa ser niño también ayudará a legitimar el trabajo y los intereses de las mujeres y servirá para que cosas como el embellecimiento, el compromiso y el cuidado de los demás entren en el rango oficial de tareas humanas que realmente importan.
Hace poco, me encontré un hilo en Twitter en el que se explicaba la historia de la cita: "Las mujeres bien portadas rara vez pasan a la historia". Desde hace mucho, la hemos interpretado como un llamado a las armas para que las mujeres dejen a sus bebés, sus mandiles o su lápiz labial y empiecen a hacer ruido… como un hombre. Pero resulta que la frase se escribió con otra idea en mente.
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La historiadora Laurel Thatcher Ulrich incluyó la frase en un ensayo sobre las mujeres del Estados Unidos de la colonia, cuyas existencias domésticas carecían de interés para los historiadores y, por lo tanto, estuvieron ausentes en los libros de historia. Ulrich no les estaba diciendo a las mujeres que actuaran como hombres; nos estaba diciendo que pusiéramos más atención y que le diéramos más importancia a una existencia tradicionalmente femenina. En otras palabras, "las mujeres bien portadas rara vez pasan a la historia" porque nadie cree que lo que hacen valga la pena.
Le compré a mi hijo la sudadera de Rainbow Dash y se la pone regularmente, encima de sus adoradas camisetas de superhéroes y con sus pantalones desgastados en las rodillas. Nunca tuvimos la famosa plática, pero su confianza desenfadada al usar esta sudadera extravagante indica que no lo necesita, al menos todavía no. Para él no hay inconsistencias entre ser niño y los arcoíris de brillantina y esta certeza palpable es una invitación para que los demás sientan lo mismo.
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Tampoco necesita que lo proteja. Necesita que lo apoye una madre sonriente, saludando desde las gradas, mientras intenta crear su propia historia de persona bien portada usando unas alas brillantes o cualquier cosa que escoja para mantenerse a flote.