WALL·E con un poderoso mensaje ecologista cumple 10 años de su estreno
Cada fan tiene su película preferida de Pixar. Puede ser la explosión emocional de Inside Out, la nostalgia infantil de Toy Story , pero en este listado de honor merece un lugar WALL·E, un gran poema ecologista y vital que cumple 10 años.
Esta obra maestra de la animación de Pixar se estrenó a nivel mundial el 21 de junio de 2008 en el Greek Theater de Los Ángeles, que recaudó 533 millones de dólares (mdd).
Ganadora del Oscar y el Globo de Oro a la mejor película animada, WALL·E, dirigida por Andrew Stanton (Finding Nemo, 2003), hechizó al público especialmente por sus 40 minutos iniciales, un prodigio de expresividad fílmica prácticamente sin diálogos que rendía tributo a la época dorada del cine mudo.
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Y eso que el comienzo de la película no era, precisamente, un cuento de hadas, ya que presentaba un futuro con una Tierra abandonada, sepultada bajo toneladas de basura y con tormentas de polvo y altísimos niveles de contaminación que hacían imposible la vida.
El último guardián de ese planeta es WALL·E, un pequeño robot que nadie apagó al dejar la Tierra y que se ocupa de almacenar y comprimir los residuos.
Pero este robot también encuentra el amor cuando aparece Eve, una moderna y avanzada máquina enviada para encontrar restos de vida en la Tierra y cuyo nombre es una referencia bíblica a la primera mujer, Eva.
Además del evidente mensaje ecologista del filme, también ofrecía una crítica al modo de vida consumista y sedentario del primer mundo, en tanto que mostraba a las personas como seres pegados constantemente a una pantalla, que obtienen cualquier cosa de manera instantánea y sin esfuerzo, y que padecen una obesidad criminal por no dar un paso ni por error.
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Todo ello hacía de WALL·E una película que, sin descuidar los mimos al público infantil, apuntaba sus moralejas a los más mayores, tal y como hicieron otras joyas de Pixar como Up (2009), Inside Out (2015) o Coco (2017).