Hay hechos que no pueden ser explicados por la razón. ¿O será que todo tiene una explicación lógica? Entonces por qué el psicólogo Phillip Goodman se ha topado de frente con la angustia y el horror al tratar de resolver tres misteriosas apariciones, encontradas en expedientes antiguos, en voces de supervivientes a situaciones que rebasan los límites del miedo.
Así, entre escalofríos y estremecimientos que recorren las espaldas de los espectadores –al grado de que la producción no permite el paso de menores de 15 años de edad y sugiere a quienes tengan condiciones especiales que acudan bajo su criterio, ya que se plantean situaciones de tensión extrema— transcurren 95 minutos de miedo puro.