La enseñanza de las cinco libertades
De regreso al caso de los animales, los comportamientos cíclicos han sido catalogados no como obsesión (concepto reservado para seres humanos), sino como trastornos compulsivos.
“Normalmente comienzan en una situación de miedo; por ejemplo, cuando el animal se encuentra en un estado de supervivencia, puede reaccionar huyendo o luchando, es el famoso fly or fight, o también puede desarrollar conductas desplazadas como caminar en círculos, lamido excesivo o automutilación”, expresa Isaura Dariela Galeana Galeana, veterinaria especializada en comportamiento animal, con maestría en Etología Clínica, por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Estas conductas no solamente se observan en ganado, sino también en animales de zoológico, como una forma de adaptarse a un ambiente pobre en estímulos, de acuerdo con Galeana Galeana.
“Entonces es preciso hacer una evaluación de bienestar del animal, porque se trata de conductas repetitivas desencadenadas como una forma de adaptación a alguna situación en que no puede expresar sus conductas normales de especie, ya sea por el entorno carente de buenas condiciones o por algún déficit nutricional”.
Esta experta agrega que también es necesario conocer el etograma, esto es un menú de conductas de cada especie, y asegurarse de que en el contexto donde se encuentre el animal pueda expresarse con naturalidad, según las siguientes cinco libertades:
- Libre de hambre y sed
- Libre de incomodidad
- Libre de dolor, lesión y enfermedad
- Libre de expresar el comportamiento normal de la especie
- Libre de miedo y distrés
“Si no se cubren estás necesidades, se puede desarrollar un trastorno compulsivo como girar en círculos, ya que al hacerlo se libera dopamina, una sustancia asociada con una situación de recompensa, por lo cual se refuerza la conducta del organismo que trata de adaptarse a un ambiente empobrecido”, advierte Galeana.
Y basta con que comience uno con estas conductas, para que los demás lo sigan por imitación, sobre todo en animales de rebaño, aunque según Galeana, también puede suceder este fenómeno en mascotas como perros.