La lucha contra el narco eleva los niveles de violencia hasta 1,300%
La violencia estalló durante 10 años de campaña contra el crimen organizado, con un incremento generalizado de más de 170% en el número de homicidios, aunque en algunos estados este indicador se elevó hasta 1,309%, como en el caso de Colima, de acuerdo con los datos oficiales más recientes.
A nivel nacional, el número de asesinatos se incrementó 170% entre 2007 y 2016, y 24 de las 32 entidades federativas tuvieron alzas de más de 100%, es decir, más del doble en este delito —empleado a nivel internacional como indicador de violencia—, según las estadísticas preliminares de homicidios 2016 publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), basadas en actas de defunción.
Casi la mitad de las entidades (15) está por encima del promedio del país, pero todas sufrieron un alza en el número de homicidios.
Algunos estados anteriormente considerados pacíficos se colocan entre aquellos donde más se disparó la violencia, como el citado Colima o Baja California Sur, Zacatecas y Guanajuato, y también están entidades emblemáticas de la crisis generada por la lucha contra los cárteles del narcotráfico, como Guerrero, Chihuahua, Sinaloa, Tamaulipas y Baja California.
Otros estados, como Yucatán, Durango o Aguascalientes, tuvieron los menores incrementos; incluso, en el caso de Aguascalientes, el crecimiento de 9.52% de los homicidios fue menor que el de su población, que fue de 15.15%.
La metodología del Inegi contabilizó un total de 23,953 homicidios en México durante 2016 —2.7 cada hora, en promedio—; proporcionalmente, esto es 20 homicidios por cada 100,000 habitantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera “epidemia” una tasa por encima de 10 asesinatos por cada 100,000 habitantes .
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Los datos —que el Inegi recolecta del Registro Civil, del Ministerio Público y de los Servicios Médicos Forenses, por lo que son considerados como más confiables— no necesariamente corresponden a “ejecuciones” perpetradas en el contexto de la crisis desatada por la delincuencia organizada, pero sí son un indicador de la situación de violencia en la que se desarrolla el combate del gobierno mexicano a las organizaciones criminales.
Especialistas urgen a las autoridades a atender la situación y evitar que empeore este año, al advertir que se podría alcanzar o superar los niveles de 2011 , cuando se llegó al mayor récord histórico de violencia.
Situaciones locales
La crisis de violencia ha evolucionado de manera distinta en cada entidad. Por ejemplo, Colima se mantuvo como un estado con una tasa baja, hasta que en 2009 la violencia repuntó y al año siguiente se duplicó. Tras algunos altibajos, el indicador tuvo su mayor repunte el año pasado, cuando pasó a 606 de los 227 registrados en 2015.
Esta descomposición se explica en parte por el encumbramiento del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), en la entidad vecina, así como por la posición estratégica de Colima —antiguamente famosa por su tranquilidad.
“Este es un fenómeno directamente derivado de la disputa territorial entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel del Pacífico (Sinaloa), por controlar el puerto de Manzanillo, y otras zonas del litoral de Colima”, indicó en junio el subsecretario de la Secretaría de Gobernación (Segob), Alberto Begné.
La Evaluación Anual de la Amenaza de las Drogas 2015 de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) ubicó, además, presencia creciente de Los Caballeros Templarios, la organización de origen michoacano que llamó la atención por sus acciones sangrientas y por basar su comportamiento en un “código de conducta”.
El incremento en Colima es atípico, incluso entre los estados con mayor crecimiento en dicho periodo de 10 años. El estado más cercano en el ranking de incremento es Zacatecas, con un porcentaje de menos de la mitad, 664%.
En Zacatecas, el procurador de Justicia, Francisco Murillo, dijo a El Universal que tienen identificado que tres cárteles operan en la entidad: Golfo, Noreste y Los Talibanes —cuyo origen está relacionado con Los Zetas—, así como presencia aislada del CJNG.
La entidad presentó un crecimiento sostenido en el número de homicidios hasta 2012, cuando inició un descenso que logró aliviar la situación, pero en los siguientes años regresó al alza en el indicador, hasta cerrar 2016 en 573 casos; en 2007, apenas ocurrieron 75 asesinatos.
En Baja California Sur, los bajos niveles de violencia se mantuvieron hasta que los homicidios se duplicaron entre 2013 y 2014, así como entre ese año y 2015. Del indicador de 35 casos en 2007 al de 233 en 2016, el alza fue de 565.71%.
La explicación podría también estar relacionada con el tráfico de drogas. La DEA señala presencia significativa del CJNG en La Paz y en Cabo San Lucas —uno de los destinos que atrae más turismo extranjero—, en tanto que el especialista Alejandro Hope comenta que han surgido indicios, como narcomantas, sobre una posible disputa con la facción del Cártel de Sinaloa.
“El estado tiene relativamente pocos recursos para hacer frente a una escalada de violencia de esta magnitud (...) Baja California Sur es tan lejano y tan pequeño que no genera suficiente atención para detonar una respuesta federal vigorosa. Es el síndrome de Colima en la península”, escribió Hope en febrero en El Universal , y añadió que la migración de hombres jóvenes y la venta de drogas a turistas son otros factores de riesgo.
Los estados al fondo de esta tabla de crecimiento en la incidencia de homicidios están comúnmente relacionados con la violencia de los cárteles: Tamaulipas, Chihuahua, Guerrero y Sinaloa.
Tamaulipas —donde la escena delincuencial está dominada por el Cártel del Golfo—, por ejemplo, mantuvo una tendencia al alza hasta alcanzar un nivel récord de 1,561 homicidios en 2012, para luego iniciar una baja en la estadística; para 2016 volvió a incrementar, pero a cerca de la mitad de su pico máximo, con 806 casos. Aun así, el incremento, desde los 193 registrados en 2007, es de 317.62%.
La situación en Tamaulipas es agravada por casos de desapariciones y desplazamiento de personas, crecientes índices de secuestros, narcobloqueos y otras agresiones a la ciudadanía.
Chihuahua, donde el Cártel de Sinaloa disputa el control criminal que mantiene el Cártel de Juárez, es otro estado emblemático de la violencia que genera en México la delincuencia organizada, donde se consiguió llevar el índice de homicidios de 6,407 en 2010 —años en que era considerado uno de los lugares más peligrosos del mundo— a 682 en 2015, aunque para 2016 repuntó a 806.
Guerrero, otro estado que frecuentemente aparece en los titulares por hechos de violencia de alto impacto, ha mostrado una tendencia al alza más estable, que lo ha llevado de 766 homicidios en 2007 a 2,542.
La entidad tiene una presencia predominante de la organización de los Beltrán Leyva, con células de Los Caballeros Templarios y del Cártel de Sinaloa.
Además de estas rivalidades entre cárteles, las bandas delincuenciales y la acción de las policías y de las Fuerzas Armadas en su contra son factores que explican la violencia en el país.
