OPINIÓN: El futuro de las finanzas en la próxima década
Nota del editor: Alberto Herrera Gómez es director de Producto de GBMfondos, empresa a la que llegó en 2009. Es Licenciado en Economía por parte del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), y cuenta con estudios de posgrado en Finanzas en la Universidad de California, Berkeley. Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor.
(Expansión) — El paso del tiempo tiene múltiples implicaciones en nuestra vida desde una perspectiva personal y social, ya que más allá de nuestros cambios físicos, también se ve reflejado en la tecnología, la ciencia, el arte, los avances médicos, los deportes y muchos más, hasta casi la mayoría de los campos que son parte del acontecer en nuestra vida diaria.
Obviamente todo esto también ha influido en la forma de ver y vivir las finanzas. Por ejemplo, hace algunas décadas, contar con disponibilidad de efectivo sin tener que ir al banco era impensable, hasta que en los años 1970 y 1980 surgieron los cajeros automáticos (ATM), una idea revolucionaria que acercó el efectivo a las personas.
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En 2010, surgió la banca móvil como una alternativa para agilizar los medios de pago, lo que ayudó al surgimiento de productos y servicios financieros en línea a los que se podía acceder fácilmente desde una aplicación móvil; también surgieron tecnologías como la comunicación de campo cercano (Near Field Communication, NFC) que permite la comunicación inalámbrica y sirve como una billetera móvil que incluye el pago móvil con tan solo acercar el dispositivo móvil al receptor de otra persona, evitando las formas de pago tradicionales como el efectivo y las tarjetas.
Con todas estas mejoras, la seguridad también ha mejorado, ya que toda esta tecnología ha venido acompañada de accesos biométricos, sensores ópticos o reconocimiento facial o por voz, hasta el aprendizaje automático en el que las computadoras actúan sin ser previamente programadas para una actividad específica (machine learning) con múltiples aplicaciones en el campo de la administración del riesgo, prevención de fraudes, hasta la operación en el mercado de valores mediante motores de recomendación de inversión gracias al análisis de la rentabilidad histórica de las diversas opciones para invertir para ofrecer sugerencias de inversión personalizadas acordes con la información proporcionada sobre la conducta humana del propio inversionista complementando la tolerancia al riesgo del mismo.
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Toda esta innovación y dinámica digital a nuestro alcance seguirá ayudando en el futuro a la eficiencia de servicios, sin embargo, la evolución no termina ahí, también se extiende hacia el manejo de nuestro dinero, es decir, la forma de pensar de las nuevas generaciones con respecto a sus finanzas, en donde los inversionistas cada vez se encuentran más en la búsqueda de tener las herramientas necesarias que les proporcionen una gradualidad y transparencia en el control del dinero, desde su orden hasta la asistencia en la toma de decisiones de inversión.
De ahí el surgimiento de plataformas con asesores robóticos (Robo advisors) que ofrecen un servicio de asesoramiento automatizado y basado en algoritmos, todo esto desde un teléfono inteligente que permite realizar todo con la mínima intervención humana, hasta una asistencia personalizada cara a cara bajo el entorno de seguridad y confianza que permite la propia tecnología.
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Considerando lo anterior, existe un común denominador en nuestras finanzas que podríamos decir que es atemporal a cualquier generación y década por venir: la definición en la trayectoria de nuestro dinero que siempre está en nuestras manos. Es decir, la claridad en nuestros objetivos de inversión son la base para que junto con el avance tecnológico logremos una planeación adecuada para conseguirlos. De ahí la importancia de mantenernos informados y adoptar estas tecnologías para nuestro beneficio en el mundo de las inversiones.
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