OPINIÓN: Trump vuelve a dar muestra de su peligrosa incompetencia
Nota del editor: Frida Ghitis escribe sobre asuntos internacionales para el diario estadounidense The Miami Herald y fue productora y corresponsal de CNN. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
(CNN) — El diario estadounidense The Washington Post publicó otro reportaje explosivo sobre Donald Trump el lunes 15 de mayo. En el artículo se cita a algunos funcionarios estadounidenses anónimos y se afirma que Donald Trump dio a los funcionarios rusos que lo visitaron detalles sobre información de inteligencia sobre el Estado Islámico y sobre una conspiración para hacer estallar aviones con laptops, información que recibió de un aliado.
Serguéi Lavrov, ministro del Exterior de Rusia, y su embajador en Estados Unidos, Serguéi Kisliak, recibieron información tan secreta que Estados Unidos no la ha compartido con sus aliados (según el reportaje), pero Trump la presumió a funcionarios de un gobierno hostil. CNN no ha confirmado el reportaje del Washington Post ni uno posterior del New York Times.
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Pero si esto es cierto, reflejaría un atroz error de cálculo y podría tener consecuencias graves para la seguridad y la diplomacia estadounidenses. Trump, quien se queja amargamente de cómo lo tratan, ha vuelto a meter al país en un lío a causa de su aparente incapacidad de controlarse. En el proceso, está demostrándoles a los estadounidenses, una vez más, que es sumamente incompetente.
Los estadounidenses han estado dispuestos a tolerar su escaso tacto, su vulgaridad y el rompimiento con las normas y las tradiciones de su país, tradiciones que ha explotado con lemas cínicos como decir que "drenaría el pantano" y que hará que "Estados Unidos vuelva a ser grande". Pero hay cada vez más pruebas que indican que lo que Trump y sus partidarios afirman (que Trump aporta a su cargo una fuerza global, la competencia de un empresario) también es un fraude.
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El Departamento de Estado niega que Trump haya revelado información secreta en esa reunión, a la que la prensa estadounidense no tuvo acceso aunque hubo un fotógrafo ruso presente. H. R. McMaster, asesor de Trump en seguridad nacional que participó en la reunión, insistió a los reporteros: "En ningún momento se habló de fuentes ni métodos de recopilación de inteligencia y el presidente no reveló ninguna operación militar que no fuera del dominio público… Yo estaba presente. Eso no pasó".
nullSin embargo, los expertos en seguridad dicen que esta es una negación que no niega nada. Las fuentes del Post dicen que Trump no reveló directamente los métodos, pero que dio a los rusos detalles suficientes para que pudieran usar la información para encontrar la fuente y los métodos usados para obtenerla, tales como la ciudad en la que se obtuvo la información y otros detalles.
Además, sus detractores dicen que hay reportes que indican que la Casa Blanca se apresuró a informar a la CIA y a la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos sobre las revelaciones hechas a los rusos, así que se confirma que se dieron cuenta de que el presidente había cometido un grave error.
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Claro que todavía hay muchas cosas que no están claras sobre lo que pasó en el despacho oval y hasta dónde podrían llegar sus efectos. Lo que sí está claro es que este incidente es parte de un patrón alarmante e implacablemente caótico del presidente de Estados Unidos.
Trump ha afirmado en repetidas ocasiones que la prensa, los servicios de inteligencia y los tribunales son injustos con él , pero el peor enemigo de Donald Trump es Donald Trump. Nada ha afectado más al presidente de Estados Unidos, a su proyecto de gobierno y a sus posibilidades de gobernar un mandato completo que sus propias declaraciones.
De hecho, el reportaje del Post, que se publicó el lunes 15 de mayo, salió después de la más reciente audiencia judicial sobre el problemático y hasta ahora inoperante decreto para impedir la entrada a Estados Unidos de personas de seis países mayoritariamente musulmanes, que se llevó a cabo esa misma mañana.
nullSu conducta autodestructiva se confirmó minutos después, durante la junta informativa diaria en la Casa Blanca, cuando gran parte de las preguntas se centraron en las muchas crisis que se han desatado a causa de las declaraciones de Trump.
En la audiencia, el tribunal colegiado del 9º Circuito en Seattle oyó a los abogados de la Casa Blanca defender un decreto que trataron de purificar valientemente en un esfuerzo por complacer al tribunal, el cual siguió considerándolo anticonstitucional.
Sin embargo, los esfuerzos de los abogados podrían ser vanos, a juzgar por el tono del interrogatorio de los jueces (a quien Trump también ha atacado). Una y otra vez, la discusión entre los abogados y los jueces trascendió al decreto de Trump y llegó hasta las declaraciones del presidente durante la campaña, en Twitter y ya en la presidencia.
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Normalmente, los tribunales dan a los presidentes gran margen de maniobra para desarrollar medidas para dar seguridad al país. Pero en el caso de Trump, los jueces (como Derrick Watson, juez federal de distrito en Hawaii que usó las palabras del propio Trump para explicar por qué emitió una orden de restricción mundial al decreto) no parecen convencidos de que el gobierno esté diciendo la verdad al decir que el decreto antiinmigración es por seguridad, sino que sospechan que se trata de religión.
¿De dónde sacan esa idea? Adivinaste: fue el mismo Trump quien, en diciembre de 2015, pidió dramáticamente un "cierre total y completo" a la entrada de musulmanes a Estados Unidos. Sus muchos pronunciamientos y actos desde entonces a la fecha no han servido para paliar sus inquietudes.
Como muchas personas señalaron en ese momento, entre ellos el vicepresidente Mike Pence , dirigir una medida en contra de un grupo religioso es una violación clara a la Constitución estadounidense.
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El juez Michael Daly Hawkins pidió al procurador general interino, Jeffrey Wall, que le diera información nueva sobre las posturas del Trump. "¿Alguna vez el presidente ha renegado de sus declaraciones de campaña, ha dicho 'dije que quería vetar a todos los miembros de la religión islámica y estaba equivocado'?". "Sí —respondió Wall— ha dicho varias cosas al respecto".
Neal Katyal, el abogado del estado de Hawaii, objetó. Dijo que el gobierno no puede dar un solo ejemplo de que Trump haya renegado de su promesa de "vetar a los musulmanes"… porque no lo ha hecho.
Trump está haciendo declaraciones que satisfacen a algunos de sus partidarios, pero también está avivando una determinación cada vez mayor para detener sus medidas descabelladas entre quienes consideran que su presidencia es una afrenta a la democracia. Trump les está dando las municiones más poderosas.
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Durante una conferencia de prensa posterior a la audiencia en el tribunal del 9º Circuito, Spicer trató de evadir las preguntas sobre otra declaración que Trump hizo en Twitter y que daba a entender que es posible que tenga un sistema de grabación en la Casa Blanca.
El presidente se encargó personalmente de dar relevancia nacional a ese tema al amenazar veladamente al exdirector del FBI, James Comey, cuando tuiteó que tuviera cuidado porque podría dar a conocer unas "cintas". Ahora, la Casa Blanca se rehúsa a responder preguntas al respecto y los demócratas están pidiendo escuchar cualquier cinta existente… y amenazan con obstruir la designación del nuevo director del FBI hasta que se cumplan sus demandas.
Cuando le preguntaron si todavía había alguien que se sintiera cómodo hablando con Trump en la Casa Blanca, Spicer dijo que Trump no tenía nada más que decir al respecto.
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Luego está la cuestión del despido de Comey. Trump también creó un problema que podría poner fin a su presidencia. El que lo despidiera durante una investigación del FBI sobre los posibles lazos del equipo de campaña de Trump con Rusia desató una profunda polémica.
Pero cuando Trump dijo en entrevista para la televisora estadounidense NBC que estaba pensando en "el asunto de Rusia" cuando despidió a Comey, la noción de que el despido equivale a una obstrucción a la justicia (uno de los cargos que se le imputaron a Nixon en su juicio político) inmediatamente cobró fuerza.
El preeminente experto en Derecho Constitucional, Laurence Tribe , dijo que era una aceptación impactante que indica "un esfuerzo evidente por interferir en una investigación sobre asuntos de seguridad nacional, mucho más grave que… Watergate". Es una razón más por la que debería someterse a Trump a juicio político ahora, dijo, y no una vez que se concluyan las muchas investigaciones.
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Cualquiera de estas noticias del día (y de muchos otros días) habría bastado para alarmarnos una vez más por la competencia del líder del mundo libre. Si el reportaje del Washington Post es cierto, las apuestas del juego ya de por sí arriesgado de Trump crecen aún más. ¿Cuál gota derramará el vaso de su presidencia? No se sabe con certeza, pero el vaso se está llenando.
Para Trump, todos los contratiempos son consecuencia de jueces malos, reporteros tendenciosos y demócratas decididos a socavar su presidencia. Pero está claro que el mayor problema de Trump es nada más y nada menos que Trump.
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Desafortunadamente para Estados Unidos, la confusión y sus metidas de pata aparentemente voluntarias podrían tener consecuencias graves, además de que amenazan la seguridad del país y sus alianzas más importantes.
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