OPINIÓN: Las elecciones de 2017, lecciones para el futuro
Nota del editor: Gustavo López Montiel es politólogo y profesor de Ciencia Política en el Tecnológico de Monterrey. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.
(Expansión) — Las elecciones del 4 de junio de 2017 en cuatro entidades del país atrajeron la atención por las particularidades que representan para el sistema electoral en México. En el Estado de México, en Coahuila y Nayarit se eligió a quien será titular del poder ejecutivo, y en estas dos últimas entidades también se eligió al congreso local y a los ayuntamientos, además de que en Veracruz se eligieron 212 ayuntamientos.
Estas elecciones convocaron a número potencial de casi 20 millones de electores: en el Estado de México, 11.3 millones y votó más del 51%; en Veracruz, 5.5 millones y votó más del 58%; en Nayarit, 815,000 y votó más del 60%; y en Coahuila, 2 millones de votantes y votó más del 59%. En las cuatro entidades compitieron 2,637 candidatas y candidatos, y se instalaron más de 34,000 casillas, con más de 250,000 ciudadanos que fungieron como funcionarios de las mismas.
En este contexto, la elección del Estado de México es, tal vez, la más relevante de las cuatro que se realizaron, particularmente por la cantidad de electores, los recursos y la estructura y tamaño del gobierno que estuvo en juego. En torno a este estado, se han construido diversos mitos, fundamentalmente aquellos que dicen que es un laboratorio que permite a los partidos experimentar con estrategias y resultados que ocurrirán en la siguiente elección presidencial, o que es determinante para moldear las preferencias de los electores hacia el año entrante.
Lee: El PRI retiene el Estado de México; Morena no reconoce
En realidad, lo que ocurrió en esa entidad no es lo que ocurrirá en la elección presidencial, pues la política local no es una copia de la política nacional ni viceversa, por lo que debemos entender la lógica de la elección en esta, y las otras entidades, con base en las dinámicas locales y no necesariamente en las nacionales.
Aunque las elecciones de este domingo seguramente concluirán en los tribunales, la primera lección que surge de ella es que, quien quiera ganar la elección de 2018, tendrá que hacerlo necesariamente en una alianza con otros partidos. En el Estado de México, el PRI tuvo, como partido, menos votos que Morena, quien tuvo la votación más alta, pero debido a la alianza del PRI con Encuentro Social, Nueva Alianza y el Partido Verde, obtuvo los casi 150,000 votos de diferencia que le permiten tener el primer lugar. Lo mismo pasa en las otras entidades, como Nayarit y Veracruz, donde la alianza PRD-PAN fue determinante para superar al PRI y a Morena en diversos municipios.
El segundo aspecto es la posibilidad de pulverizar el voto con candidatos independientes u otros partidos. Es importante también destacar el papel de la candidata independiente en el Estado de México, hacia quien se canalizó un 2% de la votación, así como del PT a pesar de la renuncia de su candidato, lo que en un resultado como el que se perfila, puede hacer la diferencia a favor de Alfredo del Mazo. Mientras que en Coahuila la existencia de candidatos independientes jugó a favor del candidato del PRI , al canalizar el descontento hacia ellos y no hacia el candidato del PAN.
Otro aspecto importante, es que esta elección resulta relevante para identificar a los actores y estructuras que podrán incrementar sus capacidades de ganar, o determinar, las candidaturas al interior de los partidos que compiten. En el caso de Morena, un triunfo de Delfina no era determinante para Andrés Manuel López Obrador, pero si le facilitaría los recursos que tendría que usar para su campaña y, aunque no ganó, los porcentajes de votación obtenidos en todas las entidades le permiten construirse como una marca con expectativa de triunfo.
null Lee: La campaña de Delfina Gómez se niega a ceder en el Edomex
En el PAN, los triunfos de Veracruz y Nayarit favorecen a su presidente, pero la posible derrota de Guillermo Anaya en Coahuila resta posibilidades a Margarita Zavala. En el PRI, mantener al Estado de México le permitirá al presidente Enrique Peña Nieto sostener un reducto y cierta capacidad de maniobra, ante la sucesión presidencial. En el caso del PRD, el porcentaje obtenido en el Estado de México y la colaboración con el PAN en Nayarit y Veracruz, le permiten mantener una estructura que puede ser determinante para quien quiera ganar la elección de 2018.
Otro elemento relevante de esta elección, es que se evidenció en mayor medida, el límite del modelo electoral que tenemos. La ambigüedad con que la relación INE-OPLES se da en la ley, generó presiones y conflictos a lo largo del proceso, donde el INE en algunos casos se ubicó más como un actor interesado en influir en las decisiones de los órganos locales, lo que ayudó a generar dudas en diversos momentos, particularmente en torno al PREP, que algunas entidades realizan por sí mismas con presupuestos y personal mucho menores que los del órgano nacional.
La elección del 4 de junio implicó una de las competencias más reñidas en la historia reciente de esas entidades, aunque no se dio la condición de alternancia que diversos actores esperaban en el Estado de México y Coahuila, si evidenció los límites y alcances del modelo electoral que tenemos, pero que es muy difícil cambiar para la siguiente elección, debido a que el proceso electoral de 2018, prácticamente estará comenzando en los próximos meses.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión