OPINIÓN: El diseño de las ciudades para la inclusión
Nota del editor: Jorge Marcías es director de Desarrollo Urbano y Accesibilidad de World Resources Institute (WRI). Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(Expansión) – Mis abuelos y abuelas abandonaron el campo en donde se dedicaban al arado y al cuidado de ganado para probar suerte en la Ciudad de México. Buscaban oportunidades laborales para ellos y servicios de educación y salud para sus hijas e hijos. Este último tema fue particularmente relevante para mi familia paterna, ya que una de mis tías fue picada por un alacrán a los tres años y mi abuelo no alcanzó a llevarla al centro de salud más cercano –que estaba a 10 kilómetros de distancia–. Mi tía murió en sus brazos y, ese mismo día, mi abuelo tomó la decisión de mudarse con la familia completa a la ciudad.
Ve aquí todos los materiales del Especial #DiálogosExpansión
La búsqueda de oportunidades de empleo, salud, recreación, abasto, educación y servicios públicos es el motor de la creciente urbanización. World Resources Institute estima que para el año 2050 las ciudades tendrán que asimilar a 2,500 millones de personas adicionales; es decir, el mundo tendría que ofrecer oportunidades de desarrollo y servicios en ciudades a la población actual entera de India y China juntas.
Pese a que las oportunidades que ofrecen las ciudades son mayores, también el reto es muy grande. La socióloga y urbanista canadiense Jane Jacobs dice que “las ciudades tienen la capacidad de proveer algo para todos, desinteresadamente, siempre y cuando, sea creado por todos”. Decía también que las ciudades tenían que buscar ser “densas, diversas y dinámicas”. Estas tres palabras representan los principales retos que tienen nuestras ciudades para atender las necesidades y sueños de la gente que vive e inmigra. Profundizando en cada uno de estos retos y sus implicaciones:
Ciudades Densas
Una ciudad densa genera que las personas estemos cerca y que, por lo tanto, nuestros viajes cotidianos hacia la escuela, el trabajo o de recreación, se realicen de manera más fácil. Las ciudades densas y conectadas contrastan con el modo en el que las ciudades mexicanas actuales se están desarrollando.
Lee: La fórmula para adaptar tu empresa a la diversidad
En zonas metropolitanas como la de la Ciudad de México estamos destinando tres horas promedio en trasladarnos. ¡Casi 15% del día! Diez años en una expectativa de vida media para México de 75 años de acuerdo con el INEGI. Esta forma de planear ciudades disminuye la productividad económica y afecta nuestras relaciones sociales (con mayor índice de divorcios por tráfico, etcétera). Varias ciudades de Europa (Ámsterdam y Barcelona, entre ellas) cambiaron la tendencia y han logrado ser más seguras, productivas y próximas, a través de políticas urbanas que favorecen la cercanía.
Ciudades Diversas
Para que las ciudades sean generosas debemos tener la capacidad de desarrollar las condiciones institucionales para poder escuchar y generar espacios de crecimiento para todos. Las circunstancias urbanas actuales crean ambientes desiguales de acceso y seguridad para ciertos grupos sociales de la población (adultos mayores, mujeres, personas con discapacidad, entre otros).
Lee: Las trabas contra el talento en tu empresa
Estos grupos sociales son excluidos del acceso de servicios y equipamiento de salud, educación y laboral, por tanto, tienen acceso diferenciado a las oportunidades. Estudios preliminares que se encuentra realizando WRI México apuntan a que el 20% de la población de menores ingresos tiene una opción de empleo formal al área próxima de su vivienda, mientras que un 20% de la población de mayor ingreso tiene nueve empleos formales cercanos a ella. Es decir, las condiciones de acceso para la gente de alto ingreso son 900% mayores. La planeación de nuestras ciudades no debe representar una barrera de movilidad social más.
Tenemos que generar las condiciones urbanas para que en la ciudad quepamos todos y para que las oportunidades se repartan de manera más equitativa. Es necesaria una política de vivienda que permita incluir a la población de escasos recursos cerca de donde se encuentra el empleo, la salud, la educación y los espacios públicos.
Ciudades Dinámicas
La forma de la ciudad y cómo funcionan los servicios/equipamientos determinan el número de viajes, número de intercambios monetarios, número de interacciones humanas, etcétera. De cierta manera, acotándolo al término monetario, la ciudad determina la velocidad y valor de nuestro dinero. Una ciudad mejor planeada y con un sistema de movilidad más eficiente permite mayores transacciones y mayor creación de valor.
Lee: Estos puntos ciegos hacen que tu empresa pierda talento
Por ello, una calle peatonal como Madero en la Ciudad de México, donde caminan alrededor de 200,000 personas diarias, es la de mayor valor comercial de todo el país. Este efecto se tiene que replicar en nuestras ciudades, generar las condiciones para que el número de viajes se multiplique y con ello el valor.
Sin embargo, las estructuras actuales apuntan a un efecto contrario. Existe una tendencia a promover comunidades cerradas, expansión urbana y sistemas de transporte ineficiente. Según estudios realizados por el Instituto de Geografía de la UNAM, el 25% de la población de la Ciudad de México se encuentra en condiciones de inmovilidad. Es decir, 1 de cada 4 personas está excluida del sistema social y económico de nuestras ciudades.
Lee: En tu empresa ¿todos los empleados se parecen?
Una política urbana que genere las condiciones de densidad, diversidad y dinamismo, es una situación en donde ganamos todos. Es importante preguntarnos hacia el futuro (2050), cuando la mayoría de la población sea mayor de 50 años y nuestra movilidad sea limitada, si la ciudad en donde vives te abrirá sus puertas o te dará la espalda.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión