A continuación, cinco principios del yoga que también se aplican bien al mundo de las inversiones:
1. Define una intención
Transformarse en formas positivas es el objetivo de un yogui. Para lograrlo, lo primero que tienes que hacer es definir una intención, es decir, tomar la decisión de comprometerte. Cuando inviertes, es igualmente importante estar comprometido a lograr un objetivo, ya sea poder retirarte con un ingreso suficiente o pagar la universidad de tus hijos.
Tu objetivo es tomar decisiones de inversión sabias, así que deberías definir una intención para que siempre te guíe la lógica, para que tomes tus objetivos financieros en cuenta y tengas un plazo para lograrlos. Estos planes son la base sobre la que crearás y ajustarás tu portafolio de inversión.
2. Acuérdate de respirar
Todo lo que sube tiene que bajar y las fluctuaciones del mercado —incluidos los descalabros— son parte del ciclo. Cuando la situación se complica, es importante mantener la calma y respirar profundo. El mismo yoga comienza y termina con la respiración. Se cree que cuando la respiración se vuelve errática, la mente también; cuando la respiración es tranquila, la mente se aclara.
Antes de aprender las posturas del yoga, hay que dominar la respiración y pasa lo mismo al invertir: antes de emprender cualquier acción, hay que tener la mente en calma. Si te encuentras en una incómoda montaña rusa de inversiones, recuerda que ningún mercado a la baja, ninguna recesión, ningún decremento o crisis financiera global dura para siempre… y respira.
3. Mantén la postura… pero no la fuerces
Todos sabemos que invertir precipitadamente cuando el mercado está al alza, y entrar en pánico y vender cuando está a la baja, es una estrategia de inversión terrible, pero es fácil caer en la trampa. Si el valor de tu inversión está cayendo, resiste al impulso de entrar en pánico y vender. Investiga las razones de la baja del precio. ¿Hay factores a corto o largo plazo? Evalúa los pros y los contras y mantén la mente abierta.
Cuando una postura es incómoda, el yogui se acomoda respirando y observando el cuerpo. El objetivo es ceder ante la postura, que no es lo mismo que rendirse. El objetivo, de hecho, es estar tranquilo con el resultado una vez que hayas hecho lo mejor posible. No obligues al cuerpo a rebasar sus propios límites. Así, aunque es difícil ver que una inversión está perdiendo, aguanta si el panorama a largo plazo es favorable. Si no, no temas a cortar por lo sano.