En el país, la prevalencia de la migraña entre la población económicamente activa es de 17.37% (5). El detalle está en que, de esta población, sólo 27% busca atención médica (6). Y, entre quienes la buscan, 76% lo hace con un médico general (7).
Esta situación tiene como consecuencia que una enfermedad usualmente confundida con un dolor de cabeza “común” (8) o considerada síntoma de otra enfermedad, no se diagnostique a tiempo ni se trate adecuadamente (9), llegando a tener un costo financiero anual para la sociedad mexicana de más de 46,500 millones de pesos (10).
De entre los costos directos anuales relacionados con la migraña —estimados en 27,423 millones de pesos (mdp)—, 20% corresponde a medicamentos (11). El problema es que, por tratarse de una condición subdiagnosticada, las personas suelen recibir tratamientos que no actúan de forma específica sobre el padecimiento (12).
Por eso, es muy importante contar con opciones terapéuticas que ayuden a esta población a minimizar el impacto de la enfermedad en su entorno familiar, social y laboral y, sobre todo, a prevenir que se vuelva crónica, con crisis más frecuentes y de mayor duración (13).