1. Asegurar buenas condiciones laborales. Es importante que las empresas ofrezcan ambientes de trabajo agradables y, además, que se adapten a las capacidades y limitaciones físicas y mentales de los colaboradores. Por ejemplo, herramientas necesarias para realizar actividades, luz adecuada, mobiliario ergonómico, ventiladores en sitios clave y equipo para emergencias, como extintores.
2. Reducir la carga de trabajo. Jorge Mérida, especialista en bienestar emocional y socio de la consultora para empresas Advisory Network for Wellbeing, comenta que la poca sensibilización en los líderes, las prácticas arraigadas y la misma cultura organizacional han sido los principales obstáculos para equilibrar las cargas de trabajo, por lo que son muy pocos los colaboradores que cumplen con una jornada de 48 horas semanales.
Erika Villavicencio-Ayub, coordinadora e investigadora de psicología organizacional de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), asegura que en México el trabajo se incrementa entre cinco y 20 horas la semana.
3. Evitar la falta de control y capacitación. Magda Rodríguez, psicóloga certificada por la STPS, comenta que una buena salud mental y emocional se logra con cursos de desarrollo humano, algo que no implementan las compañías. “Además de una inducción que incluya la parte mecánica, metodológica y de integración a la empresa, es oportuno que el personal reciba mínimo 40 horas de capacitación al año en temas relacionados con el tratamiento emocional y liderazgo”, refiere.