El foco rojo es que solo el 9% de las vacantes de empleo publicadas en OCCMundial ofrece trabajo híbrido y el 5% puestos en home office permanente, mientras que el 86% de las compañías solicitó vacantes de forma presencial, lo cual se traduce en un riesgo para las empresas, considera Roberto Ventura, socio director de la firma de reclutamiento Neos RH Consultores.
“Si bien hay compañías que por su giro comercial no pueden desprenderse totalmente de la presencialidad, como los casos de manufactura o ventas, todas las organizaciones tienen posiciones que pueden realizarse a distancia. La demanda de las personas está en trabajar en lugares más flexibles y quienes no atiendan estas demandas elevarán sus costos por la rotación de talento”, advierte.
La tendencia apunta hacia la flexibilidad. Actualmente seis de cada 10 mexicanos estaría dispuesto a renunciar a su empleo o a cambiarse a uno con un sueldo menor en favor de su salud mental, dice Clelia García, directora del área clínica de Terapify, una empresa de atención psicológica en línea.
Aunque hay empresas que abrazan la presencialidad, cada vez más organizaciones se dan cuenta de la valía que tiene tanto el home office como el modelo híbrido de trabajo. De ahí que el 46% de los mexicanos realiza sus actividades laborales de forma híbrida, según OCCMundial.
En ese sentido, los expertos aseguran que los colaboradores pueden negociar con sus líderes que el trabajo a distancia sea una opción viable. Para ello, aconsejan lo siguiente:
Levanta la mano. Externa tus inquietudes y no dudes en acercarte con el líder inmediato, incluso con niveles más arriba, para argumentar por qué te gustaría trabajar a distancia. Por ejemplo, si cuidas adultos mayores, eres mamá o papá soltero, si vives lejos de la oficina, etcétera.
Ubica el momento adecuado. Si tu jefe va a tener una junta o una reunión importante, o si detectas que tiene un día complicado, entonces mejor espera a que tenga un momento para ti. Puedes pedirle un espacio en su agenda, un rato en el que su atención esté volcada a tu propuesta.
Pon sobre la mesa una propuesta. Algunos jefes aún creen que hay mayor distractores en casa que en la oficina, así que ten a la mano gráficas, tiempos o cualquier medición que evidencie que estás trabajando igual o hasta mejor a distancia. Recuerda que toda relación laboral es una negociación y un ganar-ganar. Apóyate de las cifras.
Mayor productividad. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la pérdida de productividad asociada con la depresión y la ansiedad cuestan anualmente a la economía mundial 1 billón de dólares. Está comprobado que el home office aviva la productividad laboral, pero el esquema no es para todos, así que establece junto con tu líder objetivos alcanzables y asegúrate de cumplirlos.
Sin tráfico ni estrés añadido. Comenta cuánto haces de la casa a la oficina y viceversa. Pasar tiempo en el tráfico e invertir cuatro horas promedio en los trayectos genera mucho estrés y cansancio. Sin este factor, puedes enfocarte en el cumplimiento de tus objetivos, pues puedes estar más descansado.
Los beneficios colaterales. Enaltece cómo trabajar a distancia puede traer más beneficios a tu vida, tal vez pasar más tiempo con la familia, hacer ejercicio, comer más saludable. Y no pierdas de vista que estos alicientes también generan un impacto positivo en tu rendimiento laboral.
Los ahorros. Además de los ahorros en el gasto de transporte público, gasolina, estacionamiento y comida, el home office también beneficia a la empresa al no rentar oficinas, o bien, no depender de una ubicación física para realizar sus actividades. También ayuda a disminuir los costos de luz y demás servicios que pagaría si el empleado estuviera en horario godín.