Héctor Márquez Pitol, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (Amech), refiere que de esta población 5,957,943 adultos mayores están ocupados, mientras que 68,938 están libres y en posibilidad de buscar una oportunidad laboral.
Un detalle importante es que el llamado talento de "cuello gris" -un empleado cuya trayectoria le ha permitido progresar de un puesto de trabajo operativo a formar parte del equipo directivo- no escapa de la informalidad. Al no haber tanta apertura para la reinserción laboral formal de estos perfiles, es común que recurran a trabajos como voluntarios o en roles como empacador en supermercados, sin prestaciones de ley.
De la población ocupada, el 75.2% trabaja en la informalidad, señala Márquez. Sólo el 24.8% en la formalidad y 49.4% están asegurados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Otra clasificación que se desprende de la población ocupada es que 3,441,421 adultos mayores son trabajadores independientes y 2,516,522 son subordinados remunerados. Las ocupaciones que destacan para los trabajadores independientes son en actividades agrícolas, ganaderas, silvícolas, de caza y pesca, comerciantes y trabajos industriales, artesanos y ayudantes.
“Los adultos mayores de 60 años pueden ser muy productivos gracias a que ya cuentan con la suficiente experiencia, conocimiento y capacidad para la toma de decisiones; además pueden dirigir un equipo o generar la estrategia para el logro de los resultados deseados. Empero, también es un grupo de la población que resulta más ‘caro’, por lo que los empleadores optan por ocupar los puestos de trabajo con trabajadores con menor experiencia por sueldos más bajos”, señala el presidente de la Amech.
Cómo emplearte en la formalidad si eres un adulto mayor
Para Clelia García es importante que las empresas se pregunten si son empleadores o un área de asistencia social. “A la gente se le tiene que proteger, la recomendación es que tengan esa sensibilidad, hoy vemos que las compañías tradicionales y arcaicas no la tienen comparado con las firmas modernas que ven al trabajador como un ser humano al que tienen que mantener en una buena condición, independientemente de su edad”.
Por otro lado, los adultos mayores que ya se jubilaron tienen una ventaja. “La diferencia de trabajar de nuevo, pero ya no con la angustia de ganarse la chuleta”, dice la experta. Es la oportunidad para hacer una autorreflexión, saber qué habilidades tienen, cuáles le faltan y tener oportunidad de gozar de sus tiempos y de administrarse de mejor manera.
Ivonne Mijares, docente de la Escuela Bancaria y Comercial (EBC), sugiere que para emplearse en el mercado formal, los adultos mayores deben:
- Postularse en puestos, acorde con el perfil y donde la empresa empleadora no tenga un sesgo por edad y sí políticas de inclusión y diversidad.
- Comparar sus expectativas con sus competencias actuales para identificar lo que necesita desarrollar. Destacar las habilidades fuertes y explicar cómo las aplicaría en la empresa.
- Reunirse con el empleador para establecer un plan de desarrollo en la organización. Tal vez, la persona estuvo en un área y ahora desea orientarse hacia otra.
- Conocer los retos que conlleva hacer estos estos cambios y tener claridad de qué se está dispuesto a hacer, por ejemplo estudiar una nueva carrera o volver a capacitarse.
“Hay empresas que apoyan el cambio entre áreas para que la persona desarrolle conocimientos y habilidades como parte de su plan de crecimiento”, dice la académica.
