Ryan S. Baker, professor en la Escuela de Graduados en Educación de la Universidad de Pensilvania dice que la duración y el formato del programa, junto con las redes de conexión, también influyen en el precio, aunque son factores que diferencian a esta maestría del resto de programas educativos y que la hacen única y hasta insustituible.
Entre los MBA más populares en México está el del Ipade, Itam y Egade Business School. Su costo va de los 400,000 a las 990,000 pesos, con una duración de 12 a 24 meses, aunque comparado con Estados Unidos, los programas de escuelas como Harvard, Stanford y Pensilvania superan los dos millones y medio, según datos de Egade Insights.
"Cada año, la educación se vuelve más cara, pero sigue siendo una inversión. Las universidades con expertos reales ofrecen un mayor costo beneficio, a diferencia de las instituciones más marginales, donde los profesores tienen menos tiempo para la investigación e interacción con los alumnos", apuntó Baker en una entrevista realizada en el IFEConference, organizado por el Tecnológico de Monterrey.
¿Qué tan rentable es el MBA?
Para Ignacio de la Vega, vicerrector ejecutivo de Asuntos Académicos, Facultad e Internacionalización del Tecnológico de Monterrey, la obtención de un MBA se percibe como un paso crucial para impulsar el éxito profesional, la empleabilidad y el nivel salarial.
Esto se sustenta en el último ranking de Formación Superior Online (FSO) de la consultora de investigación de mercados Hamilton y Emagister, el cual señala que nueve de cada diez alumnos que completan un máster online en Administración y Dirección de Empresas experimentan beneficios inmediatos. El 92.7% de los egresados encuentra empleo en cinco semanas, con un aumento salarial de 33.7% a nivel global.
De la Vega narra que en 1986 tuvo la fortuna de ser estudiante de Michael Porter, un destacado experto en estrategia empresarial, donde adquirió conocimientos sobre la ventaja competitiva basada en costos y diferenciación. En la actualidad, la ventaja competitiva más destacada para las organizaciones es el talento. En México, la demanda de profesionales, no solo en habilidades digitales y técnicas sino también en gestión, es considerable.
“Los profesionales que satisfacen esta demanda pueden encontrarse en las aulas, quizás realizando una maestría. Sin embargo, ha surgido un fenómeno interesante: una hiperabundancia de oferta educativa, a menudo de baja calidad, ha distorsionado el mercado. La educación, en lugar de ser vista como un medio para transformar la sociedad, a veces se trata como un modelo de negocio, lo cual afecta significativamente el panorama educativo", compartió en entrevista.
El acceso para unos cuantos
Pero la alta calidad cuesta y en México sólo unos cuantos pueden acceder a un programa de esta naturaleza. Considerando que este año el salario mínimo aumentó 20% para situarse en 249 pesos en la mayoría del país, se necesitarían 1,607 salarios mínimos para cursar un programa de 400,000 pesos, en el hipotético caso de que todo el salario se destinara a pagar el programa educativo.
Si la maestría alcanza los 990,000 pesos, se requieren 3,976 salarios mínimos. Ahora bien, tomando en cuenta que en la frontera norte el salario mínimo es de 375 pesos, un mexicano necesitaría 1,067 salarios mínimos para el MBA en la modalidad más económica de las grandes escuelas y 2,640 para la más alta.
Por otro lado, el retorno de inversión dependerá del sueldo que reciba el profesional que estudió el MBA. Con base en datos del Inegi, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) identificó que, en el segundo trimestre del año pasado, el ingreso promedio mensual para un directivo fue de 23,028 pesos.
Si partimos de esta cifra, un profesional recuperaría su inversión en un lapso de 18 a 43 meses, según corresponda el costo final del MBA y tomando en consideración el ingreso mensual total. En otros casos, el retorno puede ser en menor tiempo, sobre todo si la persona tuvo una beca o algún tipo de financiamiento por parte de la escuela o de su empresa.
“¿Cómo mido el retorno de inversión? Imaginemos que tu maestría te cuesta 30,000 dólares, la foto no es completa hasta que acabes tu carrera profesional; tendrías que esperar y sobre lo que ganas hacer un análisis para ver si te resultó rentable. Yo diría que sin ninguna duda lo es”, afirma De la Vega.
“Tengo un hijo estudiando en Estados Unidos. Cuando le pregunté dónde quería estudiar él hablaba de muchas universidades de cierto nivel de calidad. Le respondí que si lo admitían iba a ser la mejor inversión. En el caso del Tecnológico de Monterrey, tenemos índices de empleabilidad, a pesar de la situación macroeconómica y política, que no habíamos visto nunca”, añade.
La evolución del MBA
Baker observa que las disciplinas cambian rápidamente cada año, y la Universidad de Pensilvania refleja esta tendencia al tener más alumnos online de todo el mundo. Por ejemplo, en el programa de maestría donde es director de facultad, participan estudiantes de países como Corea, China y Francia.
Esto representa una oportunidad única, ya que en el pasado estos alumnos no tuvieron la posibilidad de viajar a Pensilvania. Aunque hay modalidades de estudio que conllevan costos menores, también representan más oportunidades, convirtiendo a la universidad en un campus global.
Ignacio, por otra parte, empezó a enseñar en un MBA hace 35 años en España y desde entonces ha visto profundos cambios en la educación de posgrado. A lo largo de los años, la duración de los programas ha disminuido, pero esto no significa una pérdida de valor.
La tecnología ha desempeñado un papel clave al reducir ciertos costos y transformar la estructura tradicional de los MBA. La evolución también ha sido evidente en el perfil del estudiante, donde la flexibilidad se ha vuelto prioritaria.
Pese a ello, los MBA tradicionales, como el modelo de Harvard con el método de caso, siguen siendo relevantes y valiosos, aunque han experimentado adaptaciones para mantenerse al día con las demandas cambiantes de la industria.
Ambos expertos coinciden que con la llegada de opciones más económicas y certificaciones más cortas, las escuelas de negocios están obligadas a ofrecer más opciones disponibles, así como un MBA que responda a las necesidades de los estudiantes, pero sin sacrificar la esencia de este programa. “En este contexto, aquellos que no se adapten corren el riesgo de perder relevancia en la educación de posgrado”, sentencia De La Vega.
