Conforme pasaron los años, Irina fue ocupando diversos cargos, incluyendo roles en el mercado de servicios de alimentos y la parte industrial, antes de pasar a responsabilidades en la administración y el área comercial. Su contribución clave fue la gestión del negocio con PepsiCo en 1994, donde comercializó el 'sabor a queso'.
Irina fue testigo de cómo Kerry se convirtió en una entidad centrada en sabor y nutrición, al abarcar diversos segmentos de la industria alimentaria, desde la manufactura industrial hasta el servicio de alimentos. Pero hoy día, como gerente general de México –cargo que asumió hace cuatro años– tiene un reto distinto que va más allá del posicionamiento empresarial: satisfacer la demanda de productos más saludables.
"Desde antes que creciera esta tendencia, concretamente en México, empezamos a trabajar y a conducir nuestros ingredientes para poder aportarle a los manufactureros. Aunque no ofrecemos un producto directo al consumidor, nos esforzamos por ayudar a los fabricantes a mejorar sus productos, a adoptar etiquetas más limpias y a reducir el contenido de azúcar y sodio”, explica.
Esto cobra relevancia en un país que ocupa el quinto lugar a nivel mundial en tasas de obesidad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 21 millones de mujeres, con una prevalencia de 41%, y 15 millones de hombres, con una prevalencia del 31%, padecen obesidad en el país. Las proyecciones para 2030 son que el 36.8% de la población mexicana podría padecer obesidad, con un aumento anual de 1.6%.
La estrategia a seguir…
En este contexto, Kerry ha experimentado un impacto significativo en la transformación de ingredientes, particularmente al cambiar los procesos para reducir grasas saturadas, grasas trans, azúcar añadida y sodio.
Actualmente, la empresa produce una gama de productos, incluyendo polvos, mezclas y sabores terminados tanto en forma líquida como en polvo, algunos de ellos se utilizan como sazonadores para botanas o rellenos de galletas, así como ingredientes para platos terminados.
Anaya considera que su enfoque inicial, hace 30 años, ha dejado una huella significativa en la herencia de Kerry, pero la línea de productos incluye ingredientes que logren un equilibrio entre sabor y nutrición. Y aunque la gerente señala que la línea de sazonadores sobresale en su portafolio, la presencia de la empresa se extiende a múltiples canales dentro de la industria alimentaria, lo que les ha permitido diferenciarse de la competencia y estar presentes en al menos el 60% del mercado.
Con el cambio en los hábitos de consumo, “no hubo una baja en las ventas, afortunadamente, pero sí una oferta distinta. Estamos pensando más en la preservación porque sabemos que una buena parte de nuestros alimentos se tira, entonces hemos trabajado más en tener productos que ayuden a los clientes a que no haya tanto desperdicio”, dice.
En respuesta a esta preocupación, Kerry ha invertido en nuevas plataformas de crecimiento, especialmente en el área de conservación. Trabajan de forma activa en desarrollar ingredientes que extiendan la vida útil de productos en el anaquel, como pan y tortillas. Sin embargo, enfrentan el desafío de equilibrar la efectividad de los conservadores con la seguridad alimentaria, explorando tanto conservadores tradicionales como ingredientes naturales.
¿Qué dicen y hacen los consumidores?
El análisis "La sostenibilidad para los consumidores y marcas" de Kantar revela una brecha significativa entre las creencias y el comportamiento real de los consumidores mexicanos en relación con la sustentabilidad y el bienestar. Aunque el 100% expresa el deseo de ser más sustentable, solo el 12% está realizando cambios en su estilo de vida.
El estudio también muestra que aunque el 50% considera importante comprar productos reutilizables o rellenables, solo el 25% lo hace. De igual manera, el 45% valora productos con menos químicos y más ingredientes naturales, pero solo el 19% busca activamente estos productos.
En asuntos relacionados con la biodiversidad, la reducción del uso de productos que consumen grandes cantidades de agua y evitan el plástico de un solo uso, las cifras muestran una brecha significativa entre la importancia atribuida y las acciones realizadas. Por ejemplo, el 34% dice apoyar a empresas que mejoran la biodiversidad, pero solo el 11% lo hace.
La brecha entre creencias y acciones se reduce en temas más asimilados socialmente, como comprar productos locales, evitar sobreenvases, elegir productos de comercio justo, y rechazar empresas que tratan mal a sus empleados o producen productos perjudiciales para la salud.