Esperanza Martínez, especialista en higiene laboral, explica que el burnout lo padecen tanto hombres como mujeres, es reconocido como enfermedad del trabajo por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y también se le conoce como síndrome de desgaste profesional.
“Es un estado de agotamiento físico, emocional y mental causado por un estrés crónico relacionado con el trabajo. Este síndrome se desarrolla cuando una persona se siente abrumada, emocionalmente agotada y, a menudo, incapaz de cumplir con las demandas constantes de su trabajo. El burnout puede llevar a síntomas graves como insomnio, dolores físicos y, en casos extremos, a la depresión”, explica.
A su parecer, el caso del robot surcoreano sirve como una metáfora de cómo las cargas excesivas, incluso en sistemas diseñados para trabajar de manera ininterrumpida, pueden llevar al colapso. Si un robot puede fallar bajo presión, las implicaciones para los seres humanos son aún más serias.
Este incidente también pone en evidencia la necesidad de replantear las expectativas sobre la productividad y la salud laboral en un mundo donde la automatización y la inteligencia artificial están cada vez más presentes. A pesar de los avances tecnológicos, el elemento humano sigue siendo central, y el bienestar de los trabajadores debe ser una prioridad.
"La inteligencia artificial viene a ayudarnos, sobre todo en procesos de automatización en tareas que son muy repetitivas", enfatiza Miguel González Mendoza, profesor del Tecnológico de Monterrey. Sin embargo, señala que en México aún estamos lejos de tener un modelo de negocios viable que integre robots físicos de manera masiva en las oficinas, debido a los altos costos y desafíos técnicos.
Las empresas, especialmente en un contexto como el mexicano, donde la carga laboral es alta, deben tomar en serio la implementación de medidas como la NOM-035 que busca prevenir riesgos psicosociales en el trabajo, para evitar que los empleados lleguen a un punto de quiebre.
El caso del robot que se arrojó por las escaleras es un recordatorio de los límites que existen, incluso en la automatización. En un entorno donde la eficiencia y la productividad son altamente valoradas, este incidente invita a una reflexión profunda sobre cómo balancear las demandas laborales con la necesidad de mantener un entorno de trabajo saludable, para evitar que tanto personas como máquinas lleguen a sus límites de manera catastrófica.
¿Cómo prevenir el burnout?
Para prevenir y detectar el burnout se requiere un enfoque integral que considere tanto las condiciones de trabajo como el bienestar individual. Martínez asegura que la prevención comienza con la identificación de los factores de riesgo en el ambiente laboral.
La NOM-035 es un primer paso en la prevención. Sin embargo, su implementación efectiva requiere un compromiso real por parte de las empresas para crear un entorno laboral saludable. Esto incluye ofrecer capacitaciones para el manejo del estrés, establecer límites claros en las horas de trabajo, y fomentar una cultura de apoyo donde los empleados se sientan cómodos al expresar sus preocupaciones.
El papel de los líderes es fundamental en la prevención del burnout. Deben estar capacitados para reconocer los signos tempranos de agotamiento en sus equipos y actuar antes de que la situación se agrave. Esto implica una comunicación abierta y continua con los empleados, permitiéndoles expresar sus desafíos y necesidades. Además, los líderes deben ser modelos a seguir en cuanto a la gestión del equilibrio entre vida laboral y personal, demostrando que es posible alcanzar metas profesionales sin sacrificar la salud.
Detectar el burnout en sus primeras etapas es clave para evitar consecuencias más graves. Algunos de los síntomas más comunes incluyen la falta de concentración, cambios de humor, insomnio y fatiga constante. Si un empleado presenta una disminución en su rendimiento, muestra desinterés por tareas que antes le motivaban, o sufre de enfermedades físicas recurrentes como dolores de cabeza o problemas digestivos, podría estar experimentando burnout.
Martínez comparte que la detección también puede apoyarse en herramientas como encuestas de clima laboral y evaluaciones periódicas de salud mental. Estas evaluaciones permiten identificar patrones de estrés y agotamiento antes de que se conviertan en problemas críticos. “Es fundamental que los resultados de estas herramientas se tomen en serio y que las empresas actúen sobre ellos, ajustando las cargas de trabajo y proporcionando recursos adicionales para quienes los necesiten”.