Actualmente, la iniciativa está en proceso de discusión en la Cámara de Diputados. De aprobarse, impactaría a aquellos trabajadores que se desempeñan en sectores donde las propinas representan un porcentaje considerable de sus ingresos como los meseros o despachadores de gasolina.
¿Cómo impactaría la regulación de las propinas?
Si bien la propuesta busca brindar mayor estabilidad económica mediante un salario base fijo, también podría generar efectos secundarios. “En algunos casos, los consumidores podrían dejar de dar propinas si consideran que el salario base es suficiente, lo que impactaría negativamente los ingresos variables de los trabajadores”, comenta Samantha Olivares, directora legal en Wortev.
Además, si se incluyen las propinas en los recibos de nómina, pueden ser sujetas a impuestos, lo que reduciría el ingreso neto de los trabajadores, señala Rueda. Desde la perspectiva del consumidor, esta medida también podría traducirse en un aumento de precios, ya que los empleadores tendrían que absorber el gasto adicional del salario fijo. “Los costos de los productos o servicios pueden incrementarse porque los patrones tendrían que absorber el gasto de un salario fijo adicional”, advierte Olivares.
Uno de los mayores desafíos es garantizar que las propinas lleguen íntegramente a los trabajadores. Las autoridades laborales tendrían que implementar inspecciones frecuentes y sanciones claras para los empleadores que no cumplan con la regulación. “Un sistema claro de reparto de propinas y la prohibición expresa de su apropiación indebida por parte de los empleadores son fundamentales para asegurar el éxito de la reforma”, añade Olivares.
La propina en otros países
El manejo de las propinas varía ampliamente entre países y responde a factores culturales. En Estados Unidos, representan una parte esencial del ingreso de los trabajadores, especialmente en el sector restaurantero, donde el llamado tip credit permite a los empleadores pagar un salario base más bajo si los ingresos por propinas son suficientes para alcanzar el mínimo legal.
En países como España, dejar propinas no es obligatorio y, en ocasiones, se percibe como denigrante, especialmente en situaciones donde se espera que el cliente compense un salario bajo. En el caso de China y Japón, las propinas son poco comunes y pueden considerarse una ofensa, pues se asume que el buen servicio es parte de la labor del trabajador.
En contraste, Francia ha optado por incluir el servicio en el precio final, logrando reducir la dependencia de los trabajadores respecto a las propinas. “El modelo francés ha sido exitoso al reducir la dependencia de los trabajadores respecto a las propinas, pero su aplicación en México requeriría un cambio cultural”, señala Rueda.
En México, además, la informalidad laboral es un obstáculo importante para cualquier intento de regulación de las propinas. “En sectores como el de los viene-viene o algunos servicios turísticos informales, es difícil identificar a los patrones y garantizar que se cumplan las condiciones laborales”, explica Rueda. Aunque la reforma busca formalizar estos ingresos y mejorar la seguridad social de los trabajadores, queda el reto de implementar mecanismos que aseguren su aplicación en actividades informales.
El debate sobre la viabilidad de que los consumidores sigan dejando propinas bajo estas nuevas condiciones apunta a una cuestión más profunda: la responsabilidad de los empleadores en ofrecer condiciones laborales dignas. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) recuerda que la propina es voluntaria y no debe ser impuesta a los consumidores. Por ello, las especialistas consultadas consideran que la reforma debe ir acompañada de campañas de concienciación y de un mayor compromiso por parte de las empresas para mejorar las condiciones laborales de sus empleados.
El éxito de esta propuesta dependerá de cómo se implementen los mecanismos de supervisión y del equilibrio que se logre entre proteger los ingresos de los trabajadores y mantener una experiencia satisfactoria para los consumidores. Mientras tanto, el debate continúa, con trabajadores y empleadores a la expectativa de los posibles cambios en el horizonte.