En Covestro, por otro lado, no se espera un cambio drástico si se aprueba la reducción de la jornada laboral a 40 horas. La planta de poliuretanos que opera en Ecatepec, Estado de México trabaja con cinco grupos rotativos distribuidos en tres turnos de ocho horas. La estructura actual garantiza dos días de descanso a la semana y jornadas que ya rondan las 42 horas.
“No estamos en el modelo tradicional de 48 horas. Por eso, si la reforma se aprueba, el impacto no será tan fuerte para nosotros”, comparte Antonio Bello, director de Recursos Humanos de Covestro México.
Pero eso no significa que no haya ajustes por hacer. En el escenario más estricto, podrían contratar una persona adicional por grupo de trabajo. Sería un incremento de apenas 10% en plantilla para cubrir un recorte de 20% en jornada. Todo dependerá del cómo y cuándo se apruebe la reforma.
Ajustes en la operación mexicana
La planta de Covestro en Ecatepec opera con cerca de 200 trabajadores distribuidos entre las áreas de producción, mantenimiento, seguridad, ingeniería y servicios. La jornada laboral se divide en tres turnos de ocho horas —de 6:00 a 14:00, de 14:00 a 22:00 y de 22:00 a 6:00— con una rotación cada cinco semanas. Esto permite repartir los ciclos de trabajo y descanso de forma equitativa entre los equipos.
La operación industrial no es sencilla. Algunos procesos exceden un turno completo, lo que obliga a mantener un control preciso de la productividad y del uso de las horas extra.
“En Covestro nadie trabaja más de 250 horas extra al año. Y garantizamos al menos ocho horas de descanso entre turno y turno”, asegura Bello. También se ofrecen pausas para comer, áreas de descanso y un plan de alimentación elaborado con apoyo de nutriólogos.
De avanzar la reforma laboral que reduciría la jornada semanal, Covestro contempla medidas para minimizar su impacto. Entre ellas, la reubicación de tiempos de capacitación fuera del horario laboral y la incorporación de más personal por turno. Aunque por ahora no hay cambios inmediatos, el plan de contingencia está definido.
El proceso de formación en planta puede llevar hasta dos años. Los nuevos ingresos comienzan como auxiliares generales y, con el tiempo, se capacitan para operar reactores o realizar labores de mantenimiento técnico. En el reclutamiento, la empresa prioriza habilidades interpersonales como la colaboración o la capacidad de recibir retroalimentación. “Lo técnico se aprende”, afirma el directivo.
Para perfiles más especializados, como diseño de tuberías o modelado en 3D, el desafío está en encontrar candidatos que además hablen inglés. Ahí es donde el reclutamiento se vuelve más retador porque en México, según el índice EF EPI de Education First, el nivel que predomina es el básico.
Si la reforma avanza, Covestro dice estar lista. Sus procesos ya están cerca del nuevo estándar. Los ajustes serían puntuales, pero la estrategia de fondo no cambia. “Invertir en bienestar y cultura es lo que nos mantiene competitivos. La jornada puede cambiar, pero lo importante es que la gente quiera quedarse con nosotros”, dice Bello.